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martes, 5 de enero de 2016

CAPÍTULO 25: COMO CRUZAR POLONIA ILEGALMENTE

ETAPA 25: VARENA-VARSOVIA

Distancia total ruta: 375 kms
Tiempo total: 6 horas 35 minutos
Ciudades visitadas: 1
Paradas: 3
Consumo medio:  5,31 l/100



Amanecemos con el suave cantar de los pájaros en Varèna y el plateado brillo del reflejo del sol en el Lago Glukas que se cuela por el interior de nuestra habitación flotante. Que pena no poder quedarse un día más ya que el sitio es estupendo y nos están tratando de maravilla, por un momento, parece como si toda la buena energía de Lituania se hubiera concentrado en este recóndito lugar. Pero no queda más remedio que seguir avanzando en nuestra aventura, con destino a otro nuevo país y a otra nueva ciudad: Nos espera Polonia y su capital Varsovia. Así que sin más dilación recogemos nuestras cosas y las cargamos en nuestra moto. Siguiendo el consejo de nuestra anfitriona vamos a desayunar en el hotel, aunque no esté incluido.Me pregunto qué sorpresa nos encontraremos.
Desayunando en el Lago Glukas
- Nos sentamos en el mismo lugar en el que cenamos anoche y allí que está nuestra "Rocio" esperándonos con una sonrisa.
- Buenos días, me alegro de que me hayan seguido mi consejo ¿que van a desayunar? - nos dice
- Pues no se, ¿que nos recomienda? - le dice M Carmen con mi ayuda.
- Bueno como no saben que pedir, diganme lo que quieren de beber y yo les traigo lo demás
M Carmen pide un café americano y yo un chocolate en polvo con leche, claro está. Aquí decir la palabra Cola-Cao o Nesquik le suena a chino a los locales. Es curioso, tenía la impresión es que estas marcas españolas de cacao eran famosas y tenían proyección internacional, sin embargo desde que abandonamos España me he tenido que conformar con chocolate en polvo. Mientras reflexiono sobre estas cosas más mundanas, sin darme cuenta ya nos han puesto el desayuno, y encima nos ponen música soul para hacer más amena la velada matutina en la que como ayer estamos solos, pero ¡que caray! podemos disfrutar en exclusiva de estas maravillosas vistas en este enclave tan idílico ¿Acaso hay algo más perfecto?


Nuestro desayuno
En fin, llega la hora de ponerse en marcha, así que sin más dilación pagamos la cuenta y es cuando allí nos llevamos la primera grata sorpresa de la mañana.
- Son 7 Litas - Nos dice nuestra "amiga" lituana, lo que al cambio equivale a unos dos euros.
- ¿Siete litas, por cada desayuno, verdad? - le digo mientras saco el dinero de mi cartera.
- No, no, no, son 7 Litas los dos desayunos, en total - Nos dice ante nuestra incredulidad. No creo que haya ningún lugar en el España, que por dos euros desayunen dos personas. Por eso, durante unos segundos guardo silencio, a la espera de que alguien me aclaren si nos están gastando una broma.
- Ya les dije que desayunaran aquí que les iba a salir barato - nos dice mientras nos sonrie.
Nuestra anfitriona tenía razón con que el desayuno iba a ser barato, pero por lo que hemos comido, más bien parece el agradable regalo de una desconocida sin más intención que la de agradarnos, desde luego lo ha conseguido.
- Bueno, pues muchas gracias, nos tenemos que ir, pero ojalá pudiéramos quedarnos un poco más. Nos ha encantado este sitio, es precioso.
- Muchas gracias, ha sido un placer.
En ese momento, M Carmen me hace gestos para que le pregunte sobre la mejor manera de llegar a Polonia. Durante el desayuno lo hemos estado viendo y según el GPS el camino más recto para llegar al país polaco es a través de Bielorrusia. Si bien este país no es de la UE es posible que por su cercanía puedan dejarnos pasar sin muchos problemas. Por si acaso aclaro las duda con la recepcionista.
- Por cierto, tenemos la intención de ir a Polonia, ¿Cual sería la mejor manera de llegar? He visto que por Bielorrusia es más recto.
- ¿Tienen pasaportes con visado?
- No
- Entonces no crucen por ahí, en la frontera no se pueden sacar el visado de turista. Y si deciden cruzarla por algún punto que no sea fronterizo podrían ser detenidos, la policía está muy pendiente en la frontera y no tienen muy buen sentido del humor la verdad.
- Muchas gracias por la información- La verdad es que "Rocio" nos lo ha pintado tan mal que es mejor no arriesgarse a ser detenido por cruzar ilegalmente por una frontera.

Será mejor ceñirse al plan establecido y llegar a Polonia a través de Lituania sin tocar Bielorrusia. Por favor, si ya nos han parecido toscos y malhumorados los nativos de estos tres países bálticos que pertenecen a la UE no quiero ni pensar como nos tratarían los bielorrusos si encima entramos en sus fronteras por donde no debemos. Otra opción sería entrar en Polonia a través de Kalingrado (Rusia), al menos hasta allí las carreteras son buenas. Sin embargo, nuestra amiga lituana también nos devuelve a la realidad, aunque sea pequeño en el mapa Kaliningrado no deja de ser una provincia más dentro de la vasta Rusia y de gran importancia estratégica, y por lo tanto hay que llevar visado. Es cierto que se puede sacar en frontera, pero a precio de 90€ por cabeza y con unos requisitos muy estrictos.

Sinceramente, me parece caro pagar 180€ por visitar un sitio en el estaríamos horas como mucho. Con este revés, me temo que habrá olvidar por completo cualquier idea de entrada en Rusia, aunque la tengamos cerca. Eso hubiera supuesto un hito interesante en nuestro viaje, pero también un mar de burocracia y de comprobaciones en frontera lentísimo e innecesario. Teniendo en cuenta que íbamos a rodar por un territorio de, como mucho, el tamaño de Córdoba, hace que no merezca la pena adentrarse en tierras rusas, tendremos que dejarlo para mejor ocasión. Una pena, casi tanto como el hecho de que tenemos que abandonar este lugar tan idílico, que nosotros sin duda, aunque este algo escondido recomendamos.




Listos para salir
Con este panorama, nos encaminamos hacia nuestra moto con todos nuestros enseres para cargarlos. La recepcionista nos acompaña para abrirnos la cancela de la pequeña finca en cuya carpa esta nuestro Falco Stradale. Tras cargarlo todo nos despedimos de Rocio con un fuerte abrazo y con los mejores deseos por su parte para nuestra aventura. Volvemos a hacer el camino de regreso a la carretera a través de los frondosos bosques de Glukas. Como la noche anterior llovió el terreno está algo farragoso, sin embargo, no lo suficiente como para que el barro suponga un problema para avanzar. Eso si, el camino está bien surtido de baches, aunque afortunadamente, no son tan insalvables como los que encontramos en Skaulo.

Recién metido en el civilizado asfalto, llega el momento de encontrar una gasolinera para repostar y para inflar los neumáticos. La encontramos, por suerte, a los pocos kms a las afueras de Varena. Nuevamente allí, somos testigos de la poca hospitalidad lituana (Está claro que lo del Lago Glukas fue una excepción). Pero como la experiencia es la madre de toda ciencia con astucia me hago del manómetro justo cuando otro lo suelta en el suelo con desgana, mientras M Carmen infla las ruedas, yo lleno el deposito con unos 10 euros de combustible, es decir, unas 34,5 Litas. Casi parecemos un equipo de Formula 1 haciendo dos cosas a la vez, pero en estas latitudes los buenos modales hay que dejarlos a un lado si quieres que te respeten. A la hora de pagar, el dependiente parece cabreado pero no suelta ningún exabrupto que nos intimide - prueba superada- pienso. Ya somos rusos.
Nos ponemos en marcha cogiendo desde Varena la DK61, una carretera bastante recta y anodina sino fuera por los interminables bosques que la circundan, no en vano estamos inmersos en mitad del Parque Nacional de Dzükijos. Un vasto bosque al sur de Lituania que prácticamente engulle a poblaciones por las que pasamos fugazmente como: Perloja, Merkine y Kibysiai. Cuando llevamos aproximadamente, 50 kms de aventura llegamos a la ciudad de Leipalingis donde nos surgen varios caminos para escoger. Nos encontramos a unos 29 kms de la frontera con Polonia, en ese momento, mi navegante me pide parar la moto para ver que rumbo vamos a tomar.

- Rafa, según el GPS móvil nos quedan unos 30 kms para llegar a la frontera con Polonia, pero si tomamos este camino, que es más recto, nos ahorramos más de la mitad del camino. Mira es por aquí, por esta carretera - Observo con detenimiento el mapa de la zona y parece factible.
- Venga, vamos a hacerlo.

Ponemos rumbo a Veisiejai a través de interminables bosques de verde perenne sin atisbo de cualquier signo de civilización en una carretera desconocida con rumbo incierto. Si no me he fijado mal estamos en la DZ-134 y vamos rumbo a Veisiejai. Sin embargo, la espesa vegetación no nos deja ver el pueblo, ni el lago Ancla por el que pasamos, mi navegante me indica que debo seguir recto dirección oeste. Todo recto por esta carretera que poco a poco se va quedando sin asfalto hasta convertirse en un camino de tierra más o menos asentada, aunque con muchos baches eso si. Nuevamente, volvemos a caminos poco civilizados para los que mi moto no está preparada, en fin, espero que no nos pase como en Skaulo, donde tuvimos que dar marcha atrás para evitar tener que decir adiós prematuramente a nuestra aventura.

Tras unos 20 kms cogemos la DZ 2503 justo al llegar a Veisiejai atravesamos el Parque Natural de la región y la carretera empieza a ponerse peor por momentos, los baches ocasionales han dado paso a unos pequeños baches intermitentes que estremecen nuestra moto como si estuviéramos pasando por una parrilla. Las huellas tienen pinta de ser de tractores o más bien de tanques.
- M Carmen, a ver si nos estamos metiendo en una zona militar para maniobras. - le digo a mi navegante.
- Tranquilo, no tiene pinta, mira aquí hay gente paseando en bicicleta y todoterrenos pasando a toda mecha

Si bien es cierto que el estado del camino deja mucho que desear, también es verdad que no estamos sólos en la carretera y cada cierto tiempo pasando algún dominguero con su todoterreno a toda pastilla, no le deben tener mucho aprecio a los amortiguadores de su vehículo, la verdad. En fin, supongo que si tenemos algún problema alguien nos ayudara, no obstante, el hecho de que no estemos solos en esta carretera apartada de la mano de Dios no significa que no sea inquietante el avanzar sin ninguna señal de tráfico que sirva de referencia e indicativa de por donde vamos. Tan solo la "bolita" del GPS de mi navegante nos sirve de guía en esta yerma tierra, por extraño que parezca todavía no hay sorpresas ni saltos de la "bolita" y eso que la geolocalización funcione perfectamente, lo cual es un alivio.

Siguiendo el curso de esta carretera cuaternaria llegamos a un cruce de caminos, tan solitarios como nuestras almas por estos lares. Mi novia me ordena que pare porque va a hacer una comprobación de nuestro rumbo. Por lo que se ve a encontrado un nuevo atajo.
- Mira Rafa, aquí estamos nosotros, si seguimos recto iremos por este camino haciendo una curva a derechas y luego acabaremos atravesando la frontera por aquí cerca de ............ Pero si seguimos por ese camino tenemos la frontera a apenas unos kms. ¿Qué dices?
-¿Vamos por el nuevo camino?
La verdad es que no soy muy fan de hacer experimentos, es decir, que si no sabes el camino hacia un sitio es mejor coger las rutas conocidas, pero lo que me enseña mi navegante es que estamos tan cerca de Polonia que parece como si de un salto pudiéramos cruzar a otro país. Sin embargo, la ruta que me propone M Carmen tiene un problema.
- Cielo, si para delante seguimos la ruta del movil, para atrás volvemos sobre nuestros pasos, y por la derecha da a una casa cercana, entonces para coger el camino que propones debemos ir a la izquierda, ¿no?
- Si
- Pues la carretera que tenemos a la izquierda no existe en el mapa del movil - le digo a mi novia ante su asombro.
Por unos segundos se hace el silencio más absoluto, por desgracia, tengo razón en mi afirmación: La carretera de la izquierda no existe en el GPS del móvil, pero nosotros la estamos viendo, surge entonces entre nosotros la pregunta ¿Qué hacer? ¿Nos la jugamos por una carretera desconocida o seguimos el rumbo que nos marca la ruta del GPS, aunque suponga dar más rodeo? Un dilema de difícil solución, pero bueno, al fin y al cabo, en eso consiste una aventura,¿no? en adentrarse en lo desconocido.
- M Carmen, vamos a arriesgarnos y a tomar el camino de la izquierda, Polonia, como tu dices no está tan lejos, seguro que pronto llegamos y salimos de esta mala carretera.
- ¡Venga, adelante con la aventura!
A punto de tomar la carretera fantasma
Cogemos la carretera de la izquierda con la esperanza de encontrar pronto alguna señal o algo que nos indique que hemos salido de Lituania, mi novia comprueba y corrobora que seguimos el rumbo de manera correcta, de forma inexorable hacia la frontera de Polonia. Pero allí, a parte de nosotros, no hay nada ni nadie a quien preguntar, únicamente un camino bacheado que parece horadado por un tanque y que , ahora si, empieza a embarrarse y a encharcarse. En cuanto veo los problemas que presentar el terreno y acordandome de Skaulo, paro mi moto y le pido a mi navegante que se sujete fuerte. Nos volvemos a enfrentar a dificultades dignas de un Dakar con una moto de carretera cuyo habitat es el gris y firme asfalto. No obstante, no hay que distraerse, me coloco en posición, acelero suavemente el Falco Stradale y me dispongo a sortear los primeros charcos de la etapa.

- Rafa, ten cuidado, no te vayas a caer, ¿quieres que me baje? - me pregunta ella ofreciéndose a ayudar.
- No, M Carmen, si fuera por un momento....pero por lo que veo nos esperan unos cuantos kms de barro. No vas a estar siguiéndome andando todo el rato.
- Vale, pero no tengas prisa, intenta evitar los charcos y ve suave con el acelerador - me aconseja mi navegante.
- Lo intentaré pero maniobrar a baja velocidad con una moto de 300 kgs es difícil
- Rafa, animo, tu puedes - me anima desde la cercanía del intercomunicador.

Por ahora, la cosa va bien, tengo bastante control sobre la moto y voy sorteando los charcos con relativa solvencia. No obstante, y a pesar de la experiencia adquirida ya durante esta aventura el maniobrar con una moto de 300 kgs de peso, con precisión de cirujano se hace duro y se está dejando sentir en mi cuerpo. Los músculos, sobretodo de los brazos, se cargan sobremanera intentando pasar por las zonas más firmes del camino, esquivando en lo posible el paso por los charcos. En mi lucha constante por mantener el equilibrio, no dejan de venir a mi mente "flashes" de mi caída en Skaulo, también me cuestiono si no habría sido mejor idea coger el camino marcado por el GPS. Menos mal que M Carmen, a través del intercomunicador, me anima a continuar hacia adelante en pos de cruzar por fin a Polonia.

Como en Skaulo los minutos parecen horas y los kms parecen años-luz, el tiempo se detiene, como nuestro pésimo avance, en el que fácilmente habremos recorrido un km en una hora. Pero no podemos rendirnos al desaliento, al menos aquí en mitad de ninguna parte. El tiempo pasa y poco a poco abandonamos los charcos, y mi moto puede avanzar con más soltura, aunque sin muchas alegrías, dado que seguimos embarrados. Mi navegante insiste en que seguimos el camino correcto, pero lo cierto es que por ahora no he visto que hayamos cruzado la frontera lituano-polaca.

- ¿Estaremos ya en Polonia? pregunta mi novia inquieta.
- No lo se, lo que si se es que llevamos unos 10 kms y no veo nada en el horizonte, ¿Estas segura de que es por aquí? Parece como si estuviéramos dando vueltas en círculos.
- Si, lo estoy.
- Espero que tengas razón, no es por asustarte pero tenemos para otros 20 kms más de andadura, después de eso podríamos quedarnos sin gasolina.
- ¡No me diga eso! Lo que faltaba quedarse tirado aquí en tierra de nadie
- Si en 10 kms no veo nada tendremos que volver para atrás a ver si encontramos a alguien que nos lleve a una gasolinera cercana.
- Espero que no hayan cortado la carretera más adelante - dice mi novia con claro tono de preocupación.
- A ver si va a ser esto una zona de prueba de misiles o campo de maniobras del ejercito y nos vemos de repente huyendo del ejército lituano, ¿Te imaginas? como en Indiana Jones, jejeje - le digo a mi navegante con la clara intención de que este chascarrillo la haga olvidarse por un momento de los problema, le haga esbozar una sonrisa y de paso rebajar un poco la tensión del momento
- Prefiero no imaginármelo, voy a empezar a rezar - contesta ella con cierta risa nerviosa
- No te preocupes, saldremos de esta como hemos salido de todas hasta ahora.

M Carmen, se ha quedado muda, no es para menos, quedarse sin gasolina puede ser el menor de nuestros problemas, ya que si se nos echa la noche encima, ¿Donde dormiremos?¿A quien acudiremos en busca de ayuda si por aquí no ha pasado nadie en horas? Manda narices, creía que las carreteras más inhóspitas de nuestro viaje las habíamos dejado atrás en Escandinavia y resulta que en este punto fronterizo no se ha visto un alma desde hace horas - Pensamientos recurrentes en mi mente que, de pronto, se ven interrumpidos por el hecho de que, definitivamente, abandonamos el barro para volver al asfalto, aunque no es la única noticia. Resulta que pocos metros más adelante veo un cartel rojo con un águila blanca y una frase que no acierto a traducir, pero si veo que pone: Polska, es decir Polonia.

Estamos en Polonia
- M Carmen, mira ese cartel, creo que nos está dando la bienvenida a Polonia
- ¡¡¡Estamos en Polonia!!! - grita M Carmen con tanto entusiasmo como si se tratara de nuestro regreso a España finalizando nuestra aventura.

Según cruzamos el cartel, el camino embarrado se convierte en asfaltado y con esta simbólica evolución del marrón al gris oficialmente estamos Polonia, aunque no se si por el sitio que deberíamos haber entrado. Menos mal que la supresión de fronteras entre Lituania y Polonia por ser de la UE, hace este paso meramente anecdótico. Sin embargo, todavía no podemos cantar victoria. Si bien, tras largo tiempo hemos cruzado nuestra decimocuarto frontera y pasado a nuestro decimotercer país, la prioridad ahora es abandonar estos bosques y volver a la civilización cuanto antes en busca de una gasolinera o no podremos celebrar como se merece el hecho de haber pasado de Lituania a Polonia de "forma ilegal" por donde creo que nunca nadie más ha pasado. Afortunadamente, pasado unos pocos kms encontramos una a las afueras de Giby. donde repostamos.
Cruceiros polacos
Con las fuerzas renovadas iniciamos nuestra marcha rumbo a la capital de Polonia, tomando la A-16 en dirección a Augustow, lugar donde cambiamos de carretera por la A-61. Lo cierto es que el cruce la frontera lituana ha hecho que el paisaje boscoso de Lituania ha cambiado bastante aunque aún conserva el verde de los vastos campos de estas solitarias carreteras polacas. Eso, si, al igual que en los países Bálticos, en las carretera polacas, de momento, de calidad aceptable, se ven cada ciertos kms un sinfín de cruces, muy parecidas a nuestros cruceiros del Camino de Santiago.

Pero, me da a mi que el fin de estas cruces es otro que el de indicar el camino, por tierras gallegas hasta Santiago de Compostela, las cruces están llenas de flores y coronas. Al igual que en España se dedican flores en puntos donde ha muerto gente en la carretera, pero aquí se levantan verdaderos mausoleos improvisados para rendirles homenaje. Al pasar por estas cruces no puedo evitar tragar un poco de saliva, no en vano, nos metemos en el país con las peores carreteras de nuestro viaje y eso siempre supone un peligro. Supongo que habrá que agudizar los sentidos al máximos, porque si los polacos conducen igual que los bálticos entonces la carretera será el menor de nuestros problemas.

Desde que entramos en Polonia, se abre ante nosotros un país de vastas llanuras verdes, bañadas por un sol de justicia. Parece mentira todo lo sufrido en los países escandinavos, pero curiosamente ha sido abandonar Helsinki y mejorar la meteorología de forma increíble. No es que no hayamos disfrutado de las etapas anteriores, pero puede ser que ahora estemos más relajados viajando por estas carreteras rectas, aunque algo bacheadas del territorio polaco.

Pasados unos kms, la carretera empieza a empeorar, más o menos a nuestro paso por Grajewo, no obstante nuestro avance no se detiene. Los numerosos baches de la carretera se deben a los innumerables camiones que circulan por la vía, eso ha provocado que el asfalto este parcheado, pero lo más peligroso: ondulado. Si, he dicho ondulado, porque en la parte central de los carriles el firme se ha hundido formando una ligera onda a modo de ola de asfalto. Algo curioso, que no deja de ser peligroso, a la hora de adelantar a un camión a vehículo, ya que la moto se desestabiliza mucho. A eso, se une que en esta carretera que pasa por numerosos pueblos de la zona, cada dos por tres nos encontremos con cruces en forma de equis, controlados por dos señales de STOP (Espero que nadie se los salte) y con semáforos en plena carretera. Eso ocasiona que, te encuentres viajando a 100 km/h de velocidad de crucero y de repente, sin previo aviso por señal alguna, el semáforo de turno se ponga rojo y tengas que frenar bruscamente y detenerte en seco. Algo extraño la verdad a lo que habrá que acostumbrarse en nuestro devenir por Polonia.

Creía que no iba a echar de menos las glorietas, pero debo reconocer que no vendrían nada mal tenerlas en este país para regular mejor el tráfico. Con esta reflexión y siempre atento a los, por ahora, civicos polacos, cruzamos el ingente Parque Nacional de Biebrzanski compuesto por los bosques de Bor, Piska y Kurpiowska que son testigos de nuestro paso. Tras una hora y media de camino llegamos hasta Zambrow, ciudad donde, tras una parada por culpa de los dichos semáforos, cogemos el desvío para coger la E-67, la cual, nos llevará hasta la capital del país: Varsovia.

Afortunadamente, al coger la E-67 vuelve la cordura a la carreteras polacas, por fin nos encontramos con una carretera principal con una calidad similar a las que podríamos tener en España, incluso con estaciones de servicio. Precisamente, en una de ellas a unos kms de Zambrow cerca de un centro comercial, hacemos una parada para repostar nuestro Falco Stradale. Curiosamente, mientras estoy repostando me doy cuenta de un detalle que ya había observado en las Repúblicas Bálticas y es el hecho de que los vehículos repostan enganchando el boquerel en el lado derecho, casi a la altura del tubo de escape -que raro- pienso.
Fijándome un poco en los carteles de la gasolinera me doy cuenta de que estos coches no usan gasolina ni diesel, sino gas liquado del petroleo (GLP), una especie de gas de gasolina. Me pregunto si será muy caro hacer la conversión de gasolina a GLP en un turismo como los que he visto aquí, porque lo que es el combustible en si es la mitad de barato que la gasolina de 95 oct.

Tras el repostaje vamos a almorzar con algo de queso, pero, por desgracia, nos falta el pan. Nuevamente, a pesar de la barrera idiomática (No creo que muchos polacos hablen inglés) me meto dentro del Centro Comercial para comprar pan y otras provisiones, entre tanta tienda de ropa y de electrónica habrá algún supermercado, no? mientras M Carmen me espera custodiando nuestras cosas.

Como termino, antes de lo esperado, de hacer las compras caigo en la tentación de curiosear por las tiendas de informática del lugar. Mi intención no es otra que la de ver el precio de un GPS Tomtom para moto y si es posible comprar uno para completar nuestra aventura. Por ahora no nos va mal en nuestra aventura, a pesar de nuestra perdida en Riga, pero lo cierto es que me ha hartado de ir dando tumbos por las remotas llanuras de Europa del Este, donde nadie habla mi idioma y encima las cosas están muy mal indicadas. Con la ayuda del único dependiente de la tienda que habla inglés logro localizar el navegador, curiosamente cuando, harta de esperar, mi novia se presenta en escena.

- ¿Se puede saber que estas haciendo aquí? - me pregunta indignada por mi tardanza
- Quiero comprar un GPS para el viaje igualito que el que se nos estropeo, así ganaremos tiempo, que podremos usar en ver más cosas de las ciudades que visitamos - le respondo
- Ummmm, buena idea, podría ser útil, ¿Cuanto cuesta?¿Podemos permitírnoslo?
- Pues 299 euros al cambio, casi 100 más barato que en España
- Pero, en caso de que nos falle ¿que pasaría?
- Pues no se, voy a preguntar al dependiente.

Al dependiente se le tuerce un poco el gesto al preguntarle por el proceso de devolución en caso de fallo, por desgracia, confirma nuestros peores presagios: El producto tiene 2 años de garantía, pero en caso de que falle deberá ser entregado en la misma tienda donde se compre, es decir, o tengo un amigo en Polonia o me desplazo aquí desde España para cambiarlo en caso de que falle. Por un momento, reflexiono sobre lo que puedo ganar o perder con esa decisión, ya sería mala suerte que me cargara dos GPS en un viaje, ¿no? podría ser buena idea dejar de hacer kms en balde, pero cualquiera se arriesga a perder del presupuesto una cantidad tan importante de dinero que podría ayudarnos ante cualquier problema más grave que localizar un hotel o monumento. Al final tras mucho pensar, opto por no coger el GPS, parece que mi navegante se las esta arreglando relativamente bien con el móvil para guiarnos por Europa. Además en esto consigue la aventura, ¿no?aunque, sinceramente dentro de mi espero que no nos perdamos demasiado en lo que resta de viaje.

Tras el almuerzo, nos ponemos en marcha de nuevo, pero la puesta en ruta casi nos causa una caída porque nada más salir del Centro Comercial nos topamos de lleno con una ola de asfalto. El firme se ha ondulado de tal manera que a poca velocidad damos unos botes impresionantes dignos del más alto y rudo de los badenes de nuestro país. Parece como si el asfalto fuera de lava, y no por lo caliente, sino por la ondulación del terreno. Hay que tener un cuidado extremo a la hora de adelantar o de cambiar de carril ya que si no, nos veremos haciendo surf por lo gris de Polonia.

En fin, salimos de Zambrow tras el sufrido periplo por Polonia, de todas las actividades que esperé hacer en este viaje hacer surf con mi moto no entraba en ninguna de mis listas, sin duda alguna estoy ante las peores que he visto durante nuestra aventura. Afortunadamente, volvemos a carreteras más civilizadas del país polaco, la E-67 convierte los últimos 126 kms de travesía en un paseo que invita al relax y la contemplación de las vastas laderas verdes que pueblan estos lares. Largas rectas custodiados por árboles de hoja caduca que son testigos de nuestro paso hacia la capital de Polonia. Mientras avanzamos sin novedad, he de decir que aunque las carreteras polacas, al menos las no principales, son bastante deficientes bien es cierto que los polacos son bastante más cívicos al volante que los rusos.

Mi novia, por supuesto me comenta la experiencias surferas, pero sin duda lo que más le ha llamado la atención ha sido la curiosidad de los vehículos GLP algo totalmente inédito en nuestro país, donde tímidamente asoman los vehículos eléctricos.
- Rafa, ¿has visto los vehículos de GLP?¿Y eso porque no existe en España? Parece que cualquier coche se puede convertir en un GLP
-No le faltaba razón a mi novia en su afirmación porque vimos bastantes modelos de los año 80 y 90 alimentados con esta nueva forma de propulsión.
- Pues no se M Carmen, quizá en España se esté apostando más por los vehículos eléctricos, además no sabemos el precio de la conversión, ¿Será caro?¿Pasará la ITV? ni idea.
Tranvia
Casi sin darnos cuenta dados los excelentes kms de carretera, llegamos a Varsovia, capital de Polonia y allí nos damos cuenta de que volvemos tras bastantes días de viaje al a vorágine de una gran ciudad. No en vano, en Varsovia, ciudad más poblada de país, viven cerca de 2 millones de almas, lo cual nos acerca mucho a otras ciudades que hemos visitado como Amsterdam, Paris, Madrid, etc. Llega la hora de sumergirnos en el caos polaco a eso de la media tarde con la eterna incógnita de si seremos capaces de encontrar el camino hacia nuestro hotel. Pero algo me dice que esta vez será más fácil dar con el lugar, ya que hice la reserva en el hotel Ibis Centrum de la capital, sin ser un experto si sigo las indicaciones que pone "Centrum" sea donde sea donde nos lleve será relativamente fácil llegar a nuestro destino. No obstante, que sea fácil llegar no puede hacerme bajar la guardia. Al igual que en otros países de la Europa del Este por los que hemos pasado , aquí también se llevan transportes tan poco comunes en España como el tranvía y el trolebús. Lo que ocasiona que el firme (que encima está empedrado) se encuentre cruzado constantemente por railes que hace muy resbaladiza nuestra rodada.
Llegada al hotel
Efectivamente tras unos momentos de incertidumbre llegamos al hotel con una facilidad inusitada. Con una gran prestancia, dada la gran práctica acumulada durante el viaje, desenganchamos nuestras cosas y juntos y con la moto a cubierto, vamos a hacer el check-in. Entramos a una estancia algo particular Mientras esperamos cola le comento a M Carmen algún detalle sobre nuestro periplo polaco con suficiente volumen como para despertar la atención de la recepcionista, la cual nos llama y nos pide que nos acerquemos.
- ¿Españoles? - nos pregunta ella
- Si - decimos los dos al unísono con algo de incredulidad.
- Yo me llamo Paulina y estoy estudiando español
- Pues lo hablar mejor que yo, hija - le dice M Carmen con su habitual naturalidad
- Que alegría encontrar a alguien que hable nuestro idioma - digo mientras suspiro, y pienso que por una vez el check in será sencillo.
La chica coge nuestros DNI, hace el registro en el ordenador y nos da la llave, no sin antes decirnos, muy amablemente, que si necesitamos cualquier cosa no dudemos en llamarla.
- Una pregunta más Paulina, ¿Podemos aparcar ahí fuera bajo los soportales del hotel?
- Sin problema, mientras no obstaculice la bajada y subida de viajeros. Tenemos parking privado pero es caro, 18 euros diarios. De verdad, que donde la has dejado - mirando en ese momento por la ventana no estorba para nada.
Como último favor, le pedimos a nuestra amable recepcionista un mapa turístico de la ciudad de Varsovia. Tras ello subimos a nuestra habitación para dejar nuestras cosas, ducharnos, descansar un poco y planear nuestra pequeña excursión, por la capital de Polonia, como viene siendo habitual. Y es que desde que comenzamos nuestra aventura, dan igual los kms recorridos, las horas de ruta, las perdidas de rumbo, la lluvia, el viento, el cansancio, que siempre al final de nuestra etapa, nos enfundamos ropa de calle y salimos a conocer la ciudad que nos alberga. Aunque a veces tengo que reconocer que uno no tiene muchas ganas, pero esta aventura no esta hecha para gente mojigata, esta diseñada para valientes, para aventureros, para gente deseosa de conocer y descubrir.
Juan Pablo II
Iglesia de Chodna
Y a descubrir Varsovia nos lanzamos M Carmen y yo con gran interés para ver lo que la ciudad tiene que ofrecernos. Pero a diferencia de otras veces y aprovechando que estamos en el centro, haremos la excursión a pie, así de paso podremos estirarlas y nuestro Falco Stradale podrá descansar. Comenzamos nuestro periplo por la capital polaca, con la única ayuda de un mapa, que sin embargo, no evita que nos volvamos a perder por unos parques cercanos a nuestro hotel pero que nos llevan a la bonita iglesia de Chodna bajo el amparo de la noche.

Tras la visita exterior del templo volvemos a retomar la calle principal, con la única ayuda de un escueto mapa turístico que mi navegante maneja con tanta soltura que empiezo a dudar seriamente si ella no ha estado aquí antes. Sea como fuere, vamos viendo por las calles como los polacos, profundamente católicos, le tiene un afecto incondicional al desaparecido Papa Juan Pablo II. Una placa adornada con flores decora la calle a modo de homenaje y sirve de antesala al vagón de tranvía que tenemos enfrente nuestra bajo la atenta mirada de una catedral de San Miguel con sus dos torres de 75 metros. La verdad es que Varsovia está preciosa por la noche y aunque, estamos cansados del viaje, merece la pena sacrificarse un poco por poder disfrutar y compartir con vosotros estas imágenes de la capital de Polonia, la cual, sin duda, se viste de gala para dejarnos deslumbrados a nuestro paso.












Frederic Chopin
Pero Varsovia no es solo la ciudad de Juan Pablo II sino de Chopin, famoso músico polaco del siglo XIX que da nombre, por supuesto, a su conservatorio. La capital polaca se abre antes nosotros con una inusitada y desconocida familiaridad. Supongo que será por el hecho que desde Amsterdam o Hamburgo no hemos visto una gran urbe en este viaje y ahora, llegados a Varsovia, nos sentimos como pez en el agua entre la apacible paz de la noche. Despreocupadamente, seguimos por unas calles casi desiertas a excepción de algún coche, tenemos Varsovia entera para nosotros.

Este paseo está siendo toda una delicia, a pesar de los pesares para entrar en este país, supongo que es lo que tiene hospedarse en el centro mismo de la ciudad que todo lo tienes al alcance de la mano. Y casi como de una colección de postales se tratara vamos pasando de un lugar de interés a otro con facilidad pasmosa. Lo único malo es que no tenemos mucha idea de lo que estamos viendo, menos mal que el mapa prestado por Paulina, aunque esté en polaco, posee fotografías de todo lo interesante por ver en esta ciudad.

Como por ejemplo, el Palacio de la Cultura de Varsovia, edificio más alto de la capital con 230 metros y símbolo de la antigua influencia de la extinta URSS en el país. Fue construido en 1952 como "regalo" de Stalin a la ciudad, aunque no pudo verlo concluido ya que terminó su construcción en 1955. (Stalin murió en 1953). Lo desconozco, pero teniendo en cuenta los antecedentes históricos no creo que sea un edificio que cuente con el cariño de los locales, además su feo y anodino diseño no ayuda en absoluto, menudo mamotreto colocaron estos rusos en el corazón de Varsovia. En fin, proseguimos nuestro peregrinaje por las calles de la capital, encontrando a pocos metros de allí y flanqueado por sendas banderas polacas tenemos el Ayuntamiento de Varsovia con una estatua de Julius Slowacki, famoso poeta, dramaturgo y filosofo polaco del siglo XIX. Por desgracia, dadas las horas que son tan sólo podemos contemplar la belleza de estos lugares en la lejanía, al encontrarse cerrados, una verdadera lástima.
Ayuntamiento de la capital polaca
Como llevados por el influjo de una música desconocida que retumba en la distancia, nos acercamos hasta un vasto complejo que tiene un aspecto exterior similar al Partenon de Atenas, resulta que hemos llegado al Gran Teatro Wielki de la capital polaca. Este teatro es sede de la Opera Nacional de Polonia y esta situada en la Plaza del Teatro. Fue inaugurado en 1833 aunque fue totalmente destruido en la invasión alemana del país. A la conclusión de la II Guerra Mundial fue reconstruido y reinaugurado en 1965. Grata sorpresa esta la que nos hemos llevado ante la magnificencia de este complejo arquitectónico. Sin embargo, me ha quedado la duda de que sería esa música que rondaba en el ambiente. Bueno, pues parece que en el Gran Teatro, debe de haber alguna fiesta discotequera, o quien sabe un desfile de una firma de moda.


- ¿Que te parece si entramos, M Carmen? - le pregunta a mi novia, anticipando, por supuesto, su respuesta en mi mente.
- ¿Con las pintas que llevamos? ni lo sueñes
Evidentemente, era por picarla un poco, estaba claro que en una fiesta, donde los asistentes acuden con coches de lujo y engalanados, no iba a haber sitio para dos aventureros, con mucha curiosidad y poca vergüenza (y dinero). En nuestro camino también hay tiempo para descubrir el Palacio Presidencial de Polonia y otros edificios igual de interesantes.












Palacio Real y Columna de Seguismundo III
Entre risas continuamos con nuestra andanada hasta llegar al barrio antiguo de la ciudad, allí llegamos a una gran plaza con una estatua en el centro de la misma y un Castillo enorme coronado por una torre del reloj, a orillas del río Vistula. Varsovia está preciosa por la noche y buena prueba de ello es este edificio que resulta ser nada más y nada menos que el Palacio Real. El edificio más famoso de Varsovia muy cerca de la zona conocida como La Ciudad Vieja. Es un Palacio de estilo barroco-neoclásico construido en el Siglo XIV, y que fue la residencia oficial del Rey de Polonia hasta 1795. Por desgracia, no podemos entrar en este edificio pero por lo menos nos deleitamos con la Columna de Segismundo III, construida en 1644 por el Rey Ladislao IV en memoria de su padre. La columna cuenta con 22 metros de altura y es uno de los símbolos de la capital polaca y de Polonia. Un monumento que, al igual que el Gran Teatro de Wieki fue destruido por los nazis durante el alzamiento de los polacos en 1944, fue reconstruída de nuevo a la conclusión de la II Guerra Mundial. Acorde con esto último encontramos una pequeña placa en honor a aquellos que dieron su vida por la lucha contra el comunismo.









De repente, interrumpen nuestra reflexiones sobre la crudeza de la Guerra, un gran estruendo que estremece a los que allí se encuentran. Dicha algarabía, proviene del Estadio Nacional de Polonia, el estadio de fútbol donde la selección polaca juega sus encuentros internacionales, me pregunto qué partido estarán jugando. Según me dijo un señor que pasaba en ese momento por allí, la selección de fútbol juega allí todos sus encuentros internacionales, al estilo de la selección inglesa con el Estadio de Wembley, en esos momentos, mientras me lo cuenta me pregunto una cosa: ¿No deberíamos hacer lo mismo en España? Observando en la lejanía, la magnificencia del recinto queda palpable la gran inversión que ha hecho el gobierno polaco con motivo de la celebración de la pasada Eurocopa 2012 que se celebró en este país y en Ucrania. Sinceramente, queda estupendo, pero ojalá hubieran invertido algo de dinero en mejorar la calidad de sus carreteras, lo hubiéramos agradecido sin duda. En ese momento, no puedo evitar rememorar nuestras peripecias por la frontera entre Polonia y Lituania, toda una aventura digna del Paris-Dakar.


Calle Solidaridad
Mientras recordamos nuestro paso furtivo por la frontera lituano-polaca. A nuestra derecha encontramos una calle que invita a su descubrimiento. Vamos caminando por la calle de la Solidaridad cuando nos encontramos con la curiosidad de un banco de granito negro con dos botones metálicos en sus extremos. A simple vista parece un piano, aunque algo empequeñecido, algo que sin duda haría las delicias del genial músico polaco. Pero además si pulsas uno de esos botones eres recompensado con una pieza musical de unos 30 segundos, compuesta por el maestro. Todo un deleite para los amantes de la música clásica y para los ávidos de curiosidades. Este, por lo que se ve, es el único banco superviviente de una serie que pusieron en circulación en la capital con motivo de bicentenario del nacimiento de Chopin en el año 2010. Testigo mudo de la impronta que este artista ha dejado en la cultura polaca y universal, el cual, nos sirve de breve descanso en nuestra excursión nocturna.




El tiempo pasa volando a más velocidad que si fuéramos en moto, se ha hecho tarde y debemos de regresar al hotel. Con el mapa turístico que nos ha prestado Paulina, nuestra amable recepcionista, creo que nos las arreglaremos. Mientras paseábamos por uno de los innumerables parques que pueblan la capital, oímos, en mitad de la noche profunda un grito desgarrador de una chica. El miedo parece que se ha apoderado de ella haciendo que, inmediatamente, nos sobresaltemos y agudicemos nuestros sentidos, como queriendo estar preparados para un incierto peligro. Afortunadamente, todo fue una broma pesada de un chico hacia su novia para asustarla, ambos corren gritando y riendo de entre los arbustos, inocentemente, sin percatarse de que su travesura casi nos cuesta que el corazón nos salga por la boca.

Tumba del Soldado Desconocido

Respiramos aliviados, y continuamos nuestro camino, pero entre tanta ajetreo hemos dado a parar a otro parque con una gran plaza en medio llamada Jozef Pilsuds. La verdad es que en plena noche todos los gatos son pardos y creo, sinceramente, que nos hemos perdido en mitad de un parque que parece engullirnos en la inmensidad de sus oscuras fauces. De repente, vemos cerca de allí una llama, una luz que llama nuestra atención e ilumina nuestra senda a medida que nos acercamos a ella. Sin pretenderlo esa luz nos ha mostrado el camino hacia uno de los monumentos más importantes de Polonia: El Monumento al Soldado Desconocido, una tumba de arco triple, que por desgracia es lo único que queda de la columnata del Palacio Sajón, destruído por los nazis en la II Guerra Mundial en 1944. Este Palacio Sajón, que fue el primer lugar donde vivió Frederic Chopin en Varsovia y actualmente contiene unas urnas provenientes de todos los campos de batalla del Siglo XX en los que han caído heroicamente ciudadanos polacos. En el centro al lado de la llama perpetua se encuentra una gran urna de bronce, que, por lo que podemos averiguar el 2 Noviembre de 1925 fue enterrada allí una víctima desconocida de la batalla por la defensa de la ciudad de Lvov, (ahora en Ucrania) y también hay unos recipientes grandes de bronce con tierra de todos los lugares en los que el ejercito polaco ha librado batallas. También hay placas conmemorativas de todas las batallas. Por supuesto, y como vimos en Italia y Francia, el monumento se encuentra custodiado de noche y de día, por dos soldados que hacen guardia impasibles a nuestra presencia y a nuestras fotos. Guardando un respetuoso silencio hacemos fotos sin flash de este conmovedor homenaje de los polacos hacia sus caídos.
Durante los minutos que estuvimos allí en medio de un sepulcral silencio casi podíamos escuchar los ecos de batallas pasadas, gritos de personas, entre cañonazos, en un clamor porque su sacrificio por la patria no fuera olvidado. Era una sensación que te compungía el corazón y no te dejaba ni respirar, todas esas placas cuentan una historia, en muchas ocasiones triste, dramática y de muerte, pero también son testigos de la valentía de unos hombres que cuando llegó la hora de la verdad lo dieron todo por su país, para mi, desde luego, no hay amor más grande. Merecen el más profundo de los respetos y sólo rezo para que nuestro país no se tenga que ver envuelto ni en la mitad de los conflictos que se ha visto inmersa Polonia.

Con la extraña sensación de respeto y recogimiento que deja siempre contemplar un monumento a los caídos en una guerra nos vamos de allí. Mientras caminamos no puedo evitar pensar en todos los actos que hacemos en la vida más o menos importantes y que se quedan, por desgracia, en el olvido, se pierden como lágrimas en la lluvia. Por ello, porque es importante recordar el pasado para construir el futuro, antes de irme decido pararme y hacer una foto de la llama perpetua, situada en el centro de este mausoleo, que recordará a estos hombres por siempre.

Llama del soldado desconocido

miércoles, 23 de diciembre de 2015

CAPÍTULO 24: DEL CENTRO DE EUROPA AL CIELO

ETAPA 24: RIGA-VARENA

Distancia total ruta: 385 kms
Tiempo total: 6 horas 15 minutos
Ciudades visitadas: 4
Paradas: 3
Consumo medio:  4,75 l/100


Tras 14 días de singladura por los países escandinavos, hoy 14 Julio de 2013 hemos vuelto a ver amanecer en tierras letonas, el destino de nuestra vigésimo cuarta etapa de Euro-Diversion 2013 nos espera: Varena en Lituania. Pero antes de partir, a M Carmen y a mi se nos ha metido en la cabeza ver algo de Riga, ya que lo poco que pudimos ver ayer nos da pistas de que puede ser una ciudad interesante. Además tenemos ganas de sacarnos la espina del día de ayer, en el que nos perdimos de nuevo, como creo que podría ser la tónica en muchas de las etapas que nos restan. Sin duda, si no llega a ser por la ayuda de nuestra amigo Normon, de los Bucéfalos de Riga, todavía seguiríamos dando vueltas por la capital de Letonia. Por eso, porque no queremos perder el pulso con la ciudad, nos vamos a lanzar a su descubrimiento.

Manos a la obra, recogemos nuestras cosas, las guardamos como siempre en las alforjas y sin más tardanza hago el check-out con la recepcionista, mientras M Carmen va colocando algunas cosas. La mujer que me atiende, aunque no tienen ni idea de ingles es cierto que es muy amable e intenta hacer todo lo posible por comprenderme y hacerse entender. Tras la salida, y con el albor de un nuevo día todo parece diferente, las malas sensaciones del día de ayer hay desaparecido por completo. Es lo bueno que tiene una aventura como esta, el pasado es pasado y el futuro lo vamos construyendo juntos a cada km que pasa en esta gesta de dar la Vuelta a Europa en Moto.

Empieza una nueva etapa de Euro-Diversion 2013
Nos ponemos en marcha, como siempre desde que abandonamos Finlandia, el sol impera en el cielo, y los trajes de agua cada vez parecen, para nuestro alivio, menos necesarios. M Carmen en el día anterior se enteró de cierto sitios interesantes que ver en Riga y cargo la ruta de los mismos en el GPS del móvil, así que con más calma y quizá mejor aptitud emprendemos la búsqueda. Sorpresivamente, aunque estamos algo alejados de la urbe, llegamos con relativa facilidad al centro.

Qué fácil ha sido llegar hasta aquí con lo imposible que parecía ayer - exclama mi novia con asombro. Incluso yo parezco movido por alguna extraña fuerza orientadora, ya que llegamos al Centro sin problemas. Bueno, a lo mejor el hecho de seguir a otro vehículo que nos precedía ha influido algo.

La Giralda Letona
Esta vez podemos admirar desde los numerosos puentes que pueblan la ciudad, con algo más de calma, cosas que ayer vimos con demasiada prisa, como por ejemplo la famosa Torre de TV de Riga, o este edificio que parece un extraño clon de la Giralda de Sevilla y que resulta que es la Facultad de Ciencias de la capital letona.

Llegamos a lo que parece ser el centro de Riga llamada también Ciudad Vieja y paramos nuestra moto en una plaza llamada de las Cabezas Negras, con numerosos cafeterías enfrente. No se porque, pero algo me dice que no nos vamos a arrepentir de pasar unas horas en esta ciudad. Efectivamente, Riga es ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1997 y justo partiendo de esa plaza nos vamos dando cuenta de que su fama es bien merecida

Catedral de Riga
- Catedral de Riga. El edificio más fotografiado de Riga y que compite con el anterior en popularidad, construido en 1211, el interior es de un marcado estilo románico y gótico. En su interior hay un museo que da una idea muy aproximada de como era la capital letona en el periodo entreguerras. También tiene un célebre órgano creado entre 1883 y 1884 tallado en madera.
- Iglesia de San Pedro. Dedicada al patrón de la ciudad, tiene un inconfundible estilo a base de ladrillos rojos que es la seña de identidad de los países que bordean el Báltico. El edificio fue construido en 1408 sobre una antigua iglesia de madera, posee una aguja de madera, la más alta de Europa, que fue destruída por los nazis en 1941. Actualmente cuenta con una réplica de acero de 122 metros realizada en 1973.

Vista exterior del Museo
- Museo de la Ocupación de Letonia 1940-1991De visita obligada para todos los turistas, que nosotros dada la premura de nuestro viaje no pudimos hacer. Lo cierto es que el edificio no enamora por su belleza, es bastante feo exteriormente, con claras reminiscencias de la era comunista. Su colección ofrece un retrato de la turbulenta historia reciente de Letonia, desde la ocupación nazi y soviética. A la salida, aunque no entramos, y como homenaje se erige un monumento a los fusileros letones.
Por toda Riga, pero especialmente aquí en el centro se puede observar un estilo de arquitectura muy de moda en la Alemania de principios de siglo llamado Art Noveau. Esto es así porque Riga no sufrió durante la II Guerra Mundial la misma devastación que pudo sufrir cualquiera de las ciudades alemanas. El estilo es inconfundible, espirales de estuco adornando las casas, fachadas engalanadas con caras humanas con extrañas torres coronando los edificios.

Sin duda, una imagen vale más que mil palabras, por lo que creo que esta es una ocasión perfecta para poner una pequeña serie de fotos donde podréis apreciar la belleza de esta ciudad. Belleza que ha difuminado, por completo, nuestra frustración y malos ratos del día anterior.


Después de las abundantes fotos que realiza M Carmen, regresamos a la moto con una intención clara de marcharnos hacia Lituania. En ese momento, vemos a un turista muy interesado ante nuestra moto, incluso le hace una fotografía. Nosotros con naturalidad nos acercamos a hablar con él.
Nuestro amigo Rud
Hola, me llamo Rud y soy de Bélgica, me ha llamado la atención vuestra moto y he visto que sois de España. - Nos dice para romper el hielo.
Si, somos de España. - le respondo
Yo estuve allí de vacaciones hará cosa de 5 años, me encantó vuestro país, estuve en Sevilla.
- Gracias - decimos los dos al unísono
Nosotros venimos de allí, estamos dando la Vuelta a Europa en Moto, hemos ido del punto más al Sur de Europa al punto más al Norte, ahora estamos regresando a casa - le explica a nuestro amigo belga de forma resumida
- ¡Guau! menudo viaje, impresionante. ¿Me puedo hacer una foto con vosotros? - petición a la que respondemos afirmativamente.
Y tu, que haces por aquí? - aprovecho para preguntarle tras la foto.
Soy ingeniero informático y me dedico en los veranos a viajar por ahí y contarlo en un blog personal de viajes que tengo. Ahora mismo estoy haciendo un tour por los países bálticos para luego continuar en Alemania y volver a casa. Oye, si quieres te paso la dirección y me contactas.
- De acuerdo

Rud me pasa una tarjeta con sus datos, nos damos la mano y con una sonrisa nos despedimos de este aventurero, como nosotros, de los viajes. Por recomendación suya vamos a ir un edificio muy famoso de Riga que es la Casa del Gato. Sinceramente, no tenemos ni idea de lo que nos encontraremos y M Carmen no ha cogido información al respecto, pero en fin, vamos allá. Según Rud estaba cerca, pero deberíamos alzar la vista para verlo, en fin, espero que no nos perdamos buscándola. M Carmen en ese sentido está algo preocupada, pero pasando entre el gentío que circula por las calles peatonales cercanas a la plaza se le olvida un poco ese problema y disfruta del colorido de las calles de la capital letona.
Hacia la Casa del Gato Negro
De pronto, al fondo, coronando un edificio de la plaza vemos un edificio amarillo (clara tendencia art noveau) con dos pináculos de pizarra negra y algo coronándolos, efectivamente, son los famosos Gatos de Riga. Un edificio que es otro de los símbolos de Riga y testimonio de la voluntad de venganza del hombre. Según me dijo Rud, hace muchos años si vivías en Riga y estabas con un negocio tenías que ser miembro, si o si, del Gran Gremio. Pero para entrar en ese selecto club debías de ser invitado a sus recintos de reunión por algún miembro. Un hombre de negocios local que no consiguió entrar tuvo una curiosa forma de vengarse de los que le rechazaron. Compró un edificio enfrente del Gremio de Riga y ordenó que se hicieran dos estatuas de dos gatos negros, los cuales debían de estar dándole la espalda al Gremio. Hoy, esto puede parecer una tontería, pero para la sociedad de la época fue toda una ofensa, que ocasionó una gran polémica en la ciudad y que no cesó hasta que los miembros del Gran Gremio claudicaron y dejaron a este hombre entrar en su selecto club. Por supuesto, tras ingresar, mandó que los gatos se "dieran la vuelta". Mientras mi novia hace las fotos le cuento un poco esta historia. Curiosa historia esta, en la que se ha perdido, por ejemplo, el nombre de este señor, pero que ha perdurado en el tiempo hasta convertirse en uno de los símbolos más representativos de Riga y de Letonia.

Gato negro de Riga

Tras las fotos, intentamos salir de aquel bullicio con la clara intención de salir de Riga, por desgracia, para no volver, pero en ese instante, sin querer y entrando por donde no debíamos nos encontramos con el símbolo por excelencia de todos los letones.
Monumento a la Libertad
- El Monumento a la Libertad. Quizá el símbolo del país. Es un poderoso y voluminoso monumento que ocupa un lugar sagrado en el corazón de los letones. Fue levantado por los letones en 1935 y ha sobrevivido incluso al dominio soviético. Una broma, bastante pesada la verdad, decía que el monumento en verdad era una agencia de viajes, ya que depositar flores frente al monumento garantizaba billete de ida a Siberia. En la actualidad es el monumento de su tipo más alto de Europa y orgullo de los habitantes de Letonia.
Mientras hago algunas fotos de tan bello monumento, sin percatarme, se acerca a mi novia un grupo de tres policías y uno de ellos le dice que si habla ingles. Ante su negativa, "me los envía" para que sea yo el que me las vea con las fuerzas del orden.
¿Habla ingles, señor? - pregunta el hombre
- Si - le respondo
Aquí no se puede estar, es una calle peatonal. Además ha entrado usted por dirección prohibida.
- Bueno disculpe, nos hemos perdido y hemos venido a parar aquí - Bueno, esa era la explicación que quería darle, sin embargo, a la altura de la palabra "perdido" me corta de manera tajante y de muy malos modos me dice:
- ¡Que te largues de aquí, ya! - me grita tan fuerte que incluso asusta a sus compañeros.
Tranvia de la capital letona
Unos segundos de incómodo silencio se cierne entre nosotros. Mi cara sonriente, al principio, se va tornando bastante seria. Desde luego, tendrá razón en todo lo que ha dicho, pero la ha perdido a la vez que las formas al hablarme así, no es de recibo, sobretodo con personas que no conocen el país ni la ciudad. Encima para colmo de males, me lo ha dicho un policía que no medirá más de 1,65 m como mucho que no tiene ni media ostia, al igual que sus otros dos compañeros. Por supuesto, no pienso hacerlo, pero dan ganas de arrearle un buen mamporro, si no quería escuchar mi explicación que no me la hubiera pedido, ¿no?. M Carmen inmediatamente media y me agarra, juntos nos dirigimos a la moto, yo me despido de los agentes con una última frase: "A los turistas no podéis tratarlos así", frase que, por supuesto, no cala en este grupo de agentes.

Nos vamos de Riga con una sensación agradable, aunque algo amargada por este desagradable encuentro, que por fortuna no ha ido a mayores. Desde luego pienso que hay que quedarse con lo bueno, con Normon, los Bucéfalos de Riga y con esta belleza ciudad Patrimonio de la Humanidad. En el camino de salida, nos encontramos con otra importante atracción turística de la ciudad:

Polvorín de Riga
- El Polvorín de Riga. Es el único superviviente de un conjunto de 18 que había antes en Riga para defender la ciudad. Sus cimientos son del siglo XIV y la torre de 1650 convirtiéndolo en uno de los edificios más antiguos de la ciudad. A finales del XIX fue adquirida por un grupo de estudiantes alemanes, si que dan de sí las becas Eramus, y en 1919 se convirtió en museo militar dedicado a la Independencia y a la I Guerra Mundial. Desde 1957 alberga el museo de la Revolución donde se exponen numerosos trabajos pictóricos que tienen a las dos grandes guerras como tema principal.
Hemos aprovechado muy bien las escasas horas que hemos estado en Riga, nos hemos empapado de un poco de su historia y de sus costumbres y hemos conocido en un lapso de 24 horas la solidaridad y mala leche de los letones. Pero bueno, supongo que son las cosas de este país, desde 2004 unido políticamente a la UE, pero que todavía vive a la sombra y bajo el influjo de una antigua URSS.

En el camino de salida de la ciudad nos encontramos con una bonita y pequeña Iglesia que llama la atención de M Carmen
Rafa, para, esta es la Iglesia de la Natividad de Riga, para que quiero entrar - me dice M Carmen con tanto entusiasmo que parece que es ella la que aprieta el freno.

Resulta que esta Iglesia, que tenía ella en su guía, se llama exactamente La Catedral de la Natividad de Cristo construida en 1883 bajo el auspicio del zar Alejandro II, cuando Letonia aún pertenecía al Imperio Ruso hoy se ha erigido en la mayor iglesia ortodoxa de los países Bálticos. Además tiene una peculiaridad más que creo que ha despertado la curiosidad de mi navegante: Resulta que no esta permitido la entrada de hombres en esta Iglesia. Rápido ella acude para filmar el interior aunque, por desgracia, su nerviosismo se contagió a la cámara, ocasionando con ello, que el video salga algo movidito.
Iglesia de la Natividad




Tras unos minutos de espera, M Carmen sale impresionada de lo que ha visto en el interior, y que por desgracia, y no dejar la moto aparcada me he perdido. Sinceramente, me parece bastante extraño que no puedan entrar hombres en la Iglesia, pero visto como se las gastan aquí, es posible que al Monumento de Libertad tampoco se puedan acercar los varones, ¿no?

A cada minuto que pasa Riga nos encandila más, debemos salir de aquí si no queremos quedarnos perennes bajo su influjo, Euro-Diversion 2013 debe continuar, próximo destino: Varena en Lituania.

Cogemos la A-67 de nuevo rumbo al sur del país, por la autovía del Báltico se vuelven a suceder los interminables bosques y esos puestos tan raros de venta de bayas o lo que quiera que sea. No pienso perder tiempo en averiguarlo ya que me encuentro demasiado ocupado intentando esquivar los agresivos adelantamientos de los letones, desde luego, esta gente no tiene reparo ninguno por los que son más débiles en la carretera.

A la entrada de Bauskas
Tras unos 70 kms de una carretera más o menos recta, bajo un sol de justicia, se va acercando la hora de comer y hacemos una parada en un pequeño pueblo cerca de la frontera de Lituania, llamado Bauskas. Es curioso, pero esta parada no programada nos ha deparado la bella estampa de una bella catedral ortodoxa que nos saluda a nuestra entrada. Mientras paro para que M Carmen haga unas fotos, se acerca un muchacho con una borrachera de aquí te espero hablando en ruso. Muy educadamente, nos saluda y nos dice, como puede y con gestos, que si queremos hacer fotos bonitas hay un Castillo medieval en las afueras digno de ver.


Castillo de Bauskas
Ponemos rumbo allí con las indicaciones que nos ha proporcionado nuestro amigo beodo, menos mal que las indicaciones son claras incluso para mi, así que sin perdida llegamos al famoso castillo de Bauskas. El impresionante castillo construido en el siglo XV, cuyos restos fueron restaurados recientemente, se encuentra en una estrecha península formada por la confluencia de los ríos Mëmele y Lielupe. La verdad es que para la antigüedad que tiene esta en bastante buen estado. Sobrepasando el castillo y remontando una colina, ante la mirada con los locales, llegamos a una explanada de verdes prados con algunos bancos. Con la única vigilancia de la fortaleza de Bauskas, M Carmen y yo almorzamos y de paso comentamos el incidente con la autoridad letona, que casi nos ha costado un disgusto. Esta claro que la policía de este país no se anda con chiquitas y más con los turistas.







Tras el almuerzo, volvemos sobre nuestros pasos llegando de nuevo a la colina y al castillo. Desde aquí, tenemos una bonita vista de la ciudad.
Molinos de Letonia
Nos ponemos de nuevo en camino, con la A-67 como guía de nuestra senda durante 20 kms hasta que llegamos a la frontera de Letonia con Lituania. Nuevamente, los ecos de la Guerra Fría y de la antigua URSS se vuelven a repetir, en unas destartaladas instalaciones de una yerma explanada se sitúa la línea política de una frontera que ya no existe, entre estos dos países miembros de UE. Aunque no sea necesaria la presentación de pasaportes nosotros hacemos una breve parada para fotografiar este pedazo de la historia reciente de estos dos países.



Frontera de Letonia con Lituania
Última vista de Letonia


Proseguimos por la A-67 hasta la localidad Panevezys donde cambiamos de carretera por la A-10, una carretera mal asfaltada y con los mismos adelantamientos imposibles que venimos sufriendo desde que posamos nuestros pies en Tallín. M Carmen se percata de mi cambio inesperado de rumbo.
Rafa, ¿a donde vamos? no es por aquí. ¿Te has perdido?
- No, resulta que cerca de aquí hay un pueblo que se llama Purnuskes que resulta que es el Centro Geográfico de Europa, vamos a visitarlo.
- ¿Estas seguro de esto?¿Te vas a salir de la ruta prevista así? De acuerdo, pero, avisa que aquí la pelotita se ha vuelto loca buscando nuestro destino. Si pierdo el camino quizá no podamos llegar a Varena

Paramos un momento a un lado de la carretera, y le muestro a mi navegante donde se encuentra Purnuskes. Con esa referencia ponemos rumbo por esta carretera secundaria hasta llegar a la ciudad de Utena. Donde hago una parada para repostar, tomarnos un café y de paso comprobar la presión de las ruedas. Las dos primeras cosas son fáciles de conseguir, sin embargo el dependiente me niega de forma tajante el manometro que necesito para inflar las ruedas con un rotundo "No". Y eso que lo estoy viendo detrás suya al otro lado del mostrador. Pero este orondo hombre no atiende a razones, tan rotunda es su negativa que ni siquiera M Carmen discute y nos juntos vamos afuera para tomarnos tranquilamente nuestro café. Un café que, espero, no este envenenado con la mala leche de los bálticos. Sinceramente, me estoy empezando a arrepentir de haber visitado estos tres países (Estonia, Letonia, Lituania), una pena porque los tres parecen interesantes, pero sus gentes son tan poca hospitalarias que no me da la impresión de que seamos bien recibidos.



Tras repostar, desde Utena, nos desviamos dirección sur con rumbo a Vilna, capital de Lituania. Si todo va bien y si seguimos por aquí 14 kms antes de llegar a Vilna llegaremos a esta desconocida población lituana. Me fijo en lo que pone mi cuentakilometros parcial y se inicia la cuenta atrás.
Centro de Europa
Sin embargo, no veo ninguna señalización que nos muestre la ubicación del lugar, y en mitad de la Lituania profunda empiezo a ponerme algo nervioso, al igual que mi navegante. Hasta dos veces pasamos por un puesto de control de la policía, sin parar a preguntarles, lógicamente. Con los antecedentes de Riga ¿Quién se hubiera atrevido a preguntar una dirección? Nada, volvemos a rehacer el camino en dirección norte intentando fijarse en las señales de la carretera, que brillan por su ausencia en este país. De repente, veo una pequeña señal que pone: "Europos Centras" y que apenas deja unos metros para reaccionar, no entiendo mucho el lituano, pero de haber un centro de Europa sin duda estará allí. En Lituania, tampoco conocen los carriles de deceleración, así que para tomar esa dirección debo apearme de la carretera pasando de la carretera a la tierra de golpe. Eso y la velocidad que llevaba hacen que la moto cimbree como una hoja estando a punto de caernos de la moto, afortunadamente, consigo frenar derrapando levemente, pero hemos estado a punto de lamentar un accidente grave en moto.

Dejame un momento, que respire, ufffffff, Rafa..... No te has dado cuenta hemos estado a punto de caernos, joder, ten cuidado - espeta M Carmen desencajada y preocupada
Lo siento cielo
 - Anda, vamos a llegar al Centro de Europa ese que me tienes harta, joder.
Lo cierto es que a ella no le falta razón, creo que me he confiado y hemos estado a punto de pagarlo caro. En fin, nos tomamos un respiro y en un momento que los coches dejan de pasar franqueamos el cruce de Europos Centras. Seguimos la senda, pero a parte de un camino destartalado y lleno de vegetación no hay nada que nos haga pensar que hemos llegado al Centro Geográfico de Europa, más bien parece que estamos en el centro de una enorme selva. Metro a metro el sendero se abre y podemos divisar una urbanización de chalets, parece increíble que una urbanización este situada en mitad de la espesura más inhóspita, ¿será este el Centro de Europa?

Encontramos una pareja de jóvenes a la que les preguntamos y nos dicen que únicamente tenemos que seguir el camino para llegar a nuestro destino, nada más lejos de la realidad, o les habré entendido o nos han tomado el pelo, porque lo que nos surge al seguir el camino es la misma carretera por la que entramos, hemos dado vueltas en círculos inútilmente. Con gran cabreo que se suma al de mi novia, retomo el camino para ver si de una por todas podemos llegar al lugar, pero esta vez, no encontramos a la parejita (A la que me hubiera gustado pedirle explicaciones) nos topamos con un hombre que nos saluda gentilmente, no se porque pero me parece demasiado contento para las horas tan tempraneras que son. Para mi que nuevamente en nuestra aventura nos hemos encontrado con un borracho, qué tendremos que siempre se acercan con nosotros los mismos. A pesar de su estado, consigo vislumbrar que debemos seguir el camino pero desviarnos en un pequeño sendero que hay a nuestra derecha y seguirlo todo recto, a nuestra izquierda estará el monumento. Con algo de incredulidad, le hacemos caso y seguimos sus indicaciones que, por fortuna y ante nuestro asombro, nos conducen hasta nuestro destino. De pronto, en una recóndita plaza de un parque bastante pequeño se encuentra nuestro hito, ¡¡¡Estamos en el Centro Geográfico de Europa!!!


















Y es posible también que, según coordenadas GPS estemos en el punto más al Este de nuestra aventura. Tras hacernos unas fotografías con un grupo de turistas alemanes que coincidieron con nosotros en el lugar abandonamos Purnuskes, con destino a Vilna. Ha merecido la pena llegar hasta aquí a pesar de los sinsabores hasta encontrar el sitio y del susto que casi nos cuesta una caída. Con este, hemos completado un nuevo hito en la historia de este viaje, hemos conquistado el punto más al Sur y Norte de Europa y ahora el Centro Geográfico del continente (Al menos según el criterio del Servicio Geográfico Francés). Mientras estoy con esta reflexión me fijo un momento en mi odometro: 88056.
- ¡¡¡M Carmen, hemos llegado a 10000 kms de aventura!!! - grito con gran entusiasmo.

Como si del cobro de un premio de la lotería se tratara M Carmen da un grito de alegría y de entusiasmo en mitad de esa pequeñita y recóndita plaza. Por un momento, parece que le ha hecho más ilusión llegar a los 10000 que llegar al Centro de Europa. Sea como fuere, es para estar más que contento: Seguimos escribiendo la historia de este viaje a cada frontera que cruzamos, a cada país que visitamos, a cada km que recorremos y ya llevamos 10000. Aquí estamos mi Falco Stradale, ella y yo, en un recóndito parque de Lituania, que no muchos encontrarían, desafiando a las dificultades y con la clara intención de completar la vuelta a Europa llegando a España. Sin embargo, estoy seguro de que no será este el único desafío que nos quede por superar en el viaje, espero, eso si, que conseguirlo sea menos accidentado que la consecución de este. En fin, seguimos adelante con nuestra aventura por la A-14, en dirección a la capital de Lituania, a pocos kms de salir de Purnuskes es menester hacer una parada en una gasolinera cercana, para repostar y de paso coger fuerzas para los últimos 100 kms de nuestra etapa.

En la gasolinera
Esta vez la gasolinera es de pago con tarjeta, - "maldita sea" - pienso. De efectivo en Litas tenemos casi lo justo para el pago del hotel, pero no queda en los alrededores más gasolineras. Descuelgo el boquerel, pongo un importe repostar y luego la maquina me debería dar la vuelta al terminar. Bueno esa es la teoría porque la verdad es que pongo como importe 20€ y lleno por valor de unos 12€ aproximadamente y no me da nada de vuelta. Con las mismas, me voy junto con M Carmen y entro en la gasolinera a pedir el cambio a las dependientas. Sin embargo, ella no hablan ingles -"¡qué novedad!"- y con un claro gesto de negación en ruso me dice que no me va a dar la vuelta. Yo le enseño el ticket donde queda expuesto lo que he puesto en el surtidor y lo que efectivamente he repostado. Según el ticket me tendría que devolver 7,8€, pero no hay manera de que me de mi vuelta. Ofuscado, me dirijo a la mesa donde se ha sentado M Carmen a esperarme, ella se encuentra obnubilada mirando a una señora que esta almorzando con ¡leche!

Vaya forma de almorzar
M Carmen, me rindo no hay manera de hablar con la mujer, esta gente habla en sólo ruso y todo lo que no sea eso significa que pasan de ti- me lamento ante ella derrotado por las circunstancias
Trae para acá Rafa, lo voy a intentar, no nos vamos a ir de aquí sin que nos de nuestro dinero- me dice con seguridad mientras se encamina al mostrador. Yo observo la escena desde la mesa, expectante, evidentemente no creo que tenga éxito, M Carmen no sabe ingles y mucho menos ruso, pero ahí la veo gesticulando enérgicamente, luchando para hacerse entender ante una mujer que prefiere atender a los demás antes que a ella. Tras unos minutos me acerco para ver que esta pasando.
Oiga, a ver si me devuelve el dinero, he repostado 12,2€ , me tiene que devolver 7,8€, ¿lo ve?, aquí - le dice ella mientras la dependiente se niega a darle efectivo ninguno - Bueno pues entonces quiero dos cafés y dos chocolatinas
¡No, no cafe, no! - responde la dependienta tajante.
Bueno pues entonces quiero que me ponga un menú - contraataca M Carmen con insistencia señalando al cartel de los platos combinados del restaurante.
- ¡No, he dicho que no! - dice la dependienta, con muy malos modos
Rafa, estoy harta, no se si robar algo por valor de 7,8€ o subir al mostrador a partirle la cara a esta tía - exclama M Carmen con la paciencia rozando su límite máximo.
- ¡Señora! que he dicho que me devuelva mi dinero ya! - grita M Carmen con tanta fuerza que la actividad de la gasolinera se detiene por completo durante unos instantes, mientras todos la miran, incluído yo.
En ese momento, la dependienta algo patidifusa abre la caja registradora y le da a M Carmen 7€ - a continuación le hace claros gestos de que se vaya de allí inmediatamente.
¡Eh! aquí no esta todo el dinero, la mato, ¿acaso me ha tomado por tonta?
- Déjalo M Carmen no merece la pena discutir por 7€ lo tenemos casi todo, vámonos - le pido a mi novia para zanjar este desagradable episodio.
Sin mirar atrás nos alejamos de allí lo más rápido posible, sin embargo M Carmen no ha dejado atrás su enfado con la dependienta lituana.
Será estúpida la tía, que no me quería devolver el dinero ¿Qué se cree?¿Que somos tontos?, vaya manera más vergonzosa de tratar a los extranjeros, joder - dice ella ensimismada en su cabreo.
- Bueno, ellos tienen una excusa - le digo
¿Excusa?¿Cuál?
- Pues que Lituania y los países por los que hemos pasado recientemente son países que se han abierto al mundo hace muy poco y la gente no está acostumbrada al trato con el turista. - le explico a ella a través del intercomunicador
Pues ya podían aprender algo de ingles para variar, por ejemplo - se queja M Carmen
- Bueno, en España llevamos más de 40 años recibiendo turistas y ¿Cuantos de atención al público hablan en ingles? Nosotros si que tenemos delito, somos un país turístico, un país de servicios y no sabemos ingles (en su mayoría) Encima, para hacernos entender gritamos a la gente y eso no siempre gusta. Y por si fuera poco intentamos (en algunos casos) timar a los extranjeros. ¿Te acuerdas de las inglesas en la Catedral de Granada que le dieron una carta con nuestro mismos platos, pero el doble de caros?
- Es verdad Rafa, tenemos delito
- Bueno está, por lo menos hemos recuperado nuestro dinero y eso gracias a ti
- Gracias, al final he tenido que sacarte yo las castañas del fuego, ¿eh? - me dice ella mientras rie.

Comentando el incidente pasamos de largo por Vilna, capital de Lituania, una pena, la verdad, porque nos hubiera gustado verla. Me comentó un amigo que su centro histórico es de arquitectura medieval y es el mejor conservado de Europa, es decir, que volveríamos a vivir una "experiencia Brujas". Sin embargo, la angustia que vivimos para guiarnos en Riga nos hace desistir de entrar en la capital, no vaya a ser que nos perdamos de nuevo y luego tengamos que rodar por la noche durante una hora para volvernos a perder de nuevo en la búsqueda de nuestro destino. No siempre va a ver un Normon que nos salve, ¿Verdad? Juntos, acordamos que la prioridad a partir de ahora será llegar al destino de cada una de nuestras etapas y después si queda tiempo planearemos algún tipo de excursión a algún lugar interesante. Todavía hoy, casi diez días después de que el GPS se nos estropeara en Hegra, me estoy acordando de la madre que parió al tío que invento este aparatejo. No sólo nos ha quitado dinero, sino tiempo y ganas de explorar por estas lejanas latitudes, pero a pesar de ello, no vamos a dejar que este incidente nos estropee la aventura. En Vilna, y gracias a mi navegante, no hemos sido absorbidos por la vorágine de la capital lituana y conseguimos salir de allí con relativa facilidad. Correctamente, cambiamos la A-14 por la A-4, carretera que en teoría nos llevará a nuestro destino, cerca de Varena.
Llegamos a Varena

Tras unos kms de relativa calma por la senda de la A-14, nos adentramos en unos frondosos bosques verdes que nos sumergen en una eterna sombra. Por un momento, es como si volviéramos a los bosques suecos, carretera y vegetación son nuestros únicos acompañantes en este tramo de la aventura, en definitiva la excusa perfecta para relajarse y abstraerse un poco de lo sucedido en la gasolinera y volver a disfrutar del viaje. Sin embargo, no hay que distraerse en exceso ya que no vamos exactamente a Varena sino a un lago cercano (a unos 5 kms) llamado Glukas, sin GPS y con el único apoyo de la "bolita" habrá que estar atento a las señales.
Duende de Glukas
Pronto la calma se acaba, de pronto y sin previo aviso, pasamos por un escueto cartel blanco que pone "Glukas 4 Kms", y aunque no voy rápido, apenas me da tiempo a reaccionar para girar. M Carmen me avisa de que allí se encuentra nuestro destino, pero ya no da tiempo, no queda más remedio que hacer un cambio de sentido donde se pueda y volver sobre nuestros pasos. Habría que comentarle a los bálticos que los carteles avisándote de un desvío serían una buena idea. Damos la vuelta y volvemos a donde se encontraba la señal, M Carmen me confirma que debemos seguir ese camino, pero antes de entrar me tomo unos segundos de reflexión. Según el cartel nuestro destino dista a 4 kms, distancia que deberemos cubrir por un sendero de tierra lleno de piedras. En ese instante, no puedo evitar en pensar en lo mal que lo pasamos en Skaulo para encontrar ese camping de lujo que nos costó una caída en mitad del bosque, y casi la aventura.
Rafa es por ahí, vamos - me anima M Carmen
No se M Carmen mira lo que nos pasó en Skaulo, nos caímos y casi no salimos de allí enteros
- Bueno, esto es una aventura, ¿no? ve despacito y no te preocupes
Con esa desagradable experiencia en mente inicio la marcha con cautela, nuestra moto no es una trail y sin duda, no esta diseñada para estos trotes. A cada metro de nuestro avance me voy dando cuenta de que el camino parece más sencillo que aquel de Suecia, pero no quiero confiarme, vaya que se vaya complicando más adelante.

Llegamos a nuestro destino
Al final mis miedos fueron infundados, ya que el camino era pedregoso pero asequible para el Falco Stradale y de verdad fueron 4 kms de travesía. De todas formas han merecido la pena todos los pesares de esta etapa para llegar a esta aquí. Resulta que nuestra estancia será en un hotel afincado en la orilla del Lago Glukas, aparcamos la moto en la entrada, descargamos y junto con M Carmen me dirijo a recepción que está a buen trecho andando. Al llegar, nos encontramos con un hotel totalmente desértico, no hay clientes ni personal del hotel, a los pocos segundos nos recibe una chica joven y rubia, que me resulta algo familiar. Resulta que esta chica en muchos aspectos tanto físicos como de personalidad me recuerda mucho a Rocio, hermana de mi novia. Al igual que ella es una chica amable atenta, hospitalaria y servicial que nos atiende de una forma que sólo en tu casa te pueden atender.
M Carmen, ¿Te has fijado? se parece a tu hermana Rocio, ¿no? - le comento a mi novia.
Si, un aire si que tiene - me reconoce
- Como se parezca la mitad a tu hermana vamos a pasar aquí una buena estancia.
- Eso seguro

Después de buscar los parecidos nos vamos a nuestra habitación, una habitación un pelín austera, pero limpia y cuca. Desde luego, por 26€ para nosotros tiene lo imprescindible, cama, baño y ¡secador! para alegría de mi novia, no obstante, lo mejor esta al otro lado de la ventana. Unas vistas impresionantes del Lago Glukas, tan impresionantes que nos esta dando la impresión de estar en una casa flotante. Nos duchamos, nos ponemos ropa más cómoda y bajamos para la recepción de nuevo, donde también está el restaurante. Sigue sin haber nadie, pero lejos de incomodarnos nos parece estupendo, tenemos el hotel entero para nosotros en un enclave digno del mejor de los sueños. Mientras estamos sentados contemplando el paisaje decidimos que es una buena idea cenar con estas vistas inmejorables. Entonces, se acerca nuestra amiga "Rocio", para ayudarnos a escoger un plato para cenar, ya que la carta de platos se encuentra en lituano.

Esperando la cena con cerveza lituana
Mientras la camarera nos trae la cena no podemos evitar quedarnos maravillados ante la belleza del Lago Glukas, que refleja como espejo de plata un cielo tan bonito como el que vimos allí en Noruega. No exagero que nuestra estancia en este lago lituano puede que sea de las mejores estancias que hemos tenido durante el viaje, al menos en cuanto relación calidad-precio. Por si fuera poco la calidad de la comida que nos sirve nuestra amiga lituana también acompaña y todo a un precio estupendo: 26€ los dos (dos platos, dos bebidas para cada uno y un postre). Después de pagar no podemos evitar quedarnos un poco más en el sitio observando la impasible tranquilidad y belleza que transmite este lugar. Sin lugar a dudas, si lo que buscas es alejarte del mundanal ruido en este lugar podrás abstraerte y olvidarte de tus problemas, nosotros ya hemos dejado en el recuerdo las malas experiencias pasadas de este país y de Letonia. Si algo hemos aprendido en esta aventura es a quedarnos con lo bueno, eso si duda alimentará tu moral y te animará a continuar.




Nuestra cena
Nos disponemos a retirarnos a nuestra habitación cuando "Rocio" hace acto de presencia y nos pregunta que tal hemos cenado, y la verdad es que sus recomendaciones han sido todo un acierto, todo nos ha encantado estaba buenísimo. Pero antes de retirarnos nos hace un nuevo favor, nos dice que podemos aparcar nuestra moto en el recinto, así que la aparco donde ella me dice, a cubierto, bajo una carpa, que parece ser la carpa de la celebración de una futura boda. Sin duda, no se me ocurre mejor lugar que este para celebrar un enlace. Con esta creo que se pueden contar con los dedos de la mano las veces que el Falco Stradale ha dormido a la intemperie. Nos despedimos de nuestra anfitriona que tal gentilmente nos ha atendido.
¿Mañana van a desayunar? - nos pregunta
Bueno si, pero no esta incluido, ¿no? - le contesto sabiendo que en nuestra reserva el desayuno no está incluído.
No, no esta incluido pero pueden venir a desayunar les prometo que les haré un buen precio - nos dice mientras se despide y se dirije a la cocina a decirle algo a su compañera
Nuestra terraza
Nosotros nos vamos, pero no a la habitación a descansar sino a una terraza que hay en un piso superior que conecta con el pasillo común de la planta. Allí hay unas sillas de madera donde nos acomodamos para tomarnos la última cerveza contemplando el lago Glukas y reflexionando de todo lo que nos ha acontecido durante esta etapa. Etapa en la que, por ejemplo, hemos conquistado el Centro Geográfico de Europa, aunque para ello casi hemos estado a punto de caernos.

Mañana saldremos de Lituania rumbo a Polonia y se habrá acabado este periplo de dos días por tierras bálticas. La verdad es que nos llevamos unas sensaciones muy contradictorias de estas etapas por tierras de la antigua Unión Soviética, si bien Estonia, Letonia y Lituania pertenecen a la UE desde 2004 todavía siguen bajo el influjo de la URSS. Esta claro que siete décadas de influencia no se olvidan así como así y eso se nota en detalles como la austeridad general, mala señalización de las carreteras, la nula educación de sus gentes, y su frialdad al hablar y comportarse. Síntomas de apertura hemos visto, como por ejemplo, un curioso McDonalds en la frontera de Estonia con Letonia, pero está claro que todavía queda mucho que hacer para que estos países abandonen esa aire desangelado de los años 80 que pueblan sus calles. Sobretodo destacaría de su forma de ser su frialdad, y esa forma tan extraña de mirar. Nunca nos habían mirado a M Carmen y a mi como nos han mirado en estos países. Una mirada que te examina, te calcula, te desnuda y lo peor es que no sabes con que intención, no sabes si quieren ayudarte, robarte, violarte o matarte. 

No es que no nos hayamos sentidos seguros durante la aventura, pero ciertamente esas miradas ponen algo nervioso al no saber que pensar. Como lado positivo de estas etapas destaco que hemos descubierto otras culturas y formas de ser de sus gentes dentro de nuestro continente totalmente diferentes a las que conocíamos y eso siempre es interesante. Como contrapunto a esa frialdad rusa hemos encontrado excepciones: como la solidaridad innata de los verdaderos moteros y como una recepcionista de un hotel se puede convertir en la mejor de las anfitrionas. Además por primera vez, el tiempo ha acompañado y eso ha ayudado a afrontar con más entusiasmo los problemas que han surgido como el hecho de perdernos en Riga por ejemplo. Pero, sin duda, si algo bueno tiene perderse es que puedes encontrarte y sin duda nosotros lo hemos hecho aquí en Lituania, tras pasar por el Centro de Europa, en el Lago Glukas, donde el cielo se une con la tierra nos hemos encontrado.