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jueves, 9 de noviembre de 2017

CAPÍTULO 57: EL FIN DE UN SUEÑO

CAPÍTULO 57: BRASOV

Me levanto como cualquier otro día, sin embargo, algo raro pasa, es demasiado de día, son 14:30 ¿Cómo es posible que haya dormido tanto? Acostumbrado a salir siempre al alba me he retrasado una barbaridad en iniciar etapa. Tengo que iniciar la siguiente desde Bran hasta Craiova previo paso por el castillo de Vlad Tepes y por el Transfagarasam, la carretera más emocionante del mundo, es como el Stelvio pero a lo bestia, más de 90 kms de curvas cerradas a 2000 metros de altura, pero por una extraña razón me encuentro en la cama.

Salgo de mi letargo, miro a mi alrededor y la verdad es que no comprendo muy bien lo que pasa. Me encuentro en una cama, con un pijama blanco, con todas mis cosas y ropa en una bolsa amarilla con mi nombre, mi casco aparece algo más maltrecho de lo que recordaba, ¿Qué ha ocurrido? ¿Cómo he acabado aquí? Al principio creo que estoy en un hotel de Bran, pero cambio de parecer al verme los brazos llenos de vías, estoy en un hospital, pero ¿Dónde? Intento comunicarme, pero por una extraña razón me cuesta hasta hablar, no me salen palabras ni en ingles ni en italiano, ni siquiera en mi idioma. Me duele un montón la cabeza, el abdomen y estoy muy aturdido. Tampoco comprendo la lengua de los que se encuentran a mi alrededor, acaso ¿He vuelto a Rusia? ¿He vivido un sueño? Me encuentro desorientado, “acompañado” en mi habitación por un señor mayor que apenas puede mantener la consciencia y un joven que me mira desafiante haciéndome gestos de que me va a rajar, además, con la mano invitándome a que le chupe la…. ¿Qué demonios ocurre? No entiendo nada, me encuentro solo ¿Dónde está M Carmen? ¿Pero no la había recogido en Varsovia?

Aparece una enfermera y no sin dificultad le pregunto donde estoy, sin embargo, no me entiende, ¡Que desesperación! Miro entre mis cosas y descubro una bolsa “zip” azul, con unos papeles escritos, aunque no por mi. Veo que estoy en un hospital llamado “Judeteam”, aunque es la primera vez que veo esta palabra me resulta extrañamente familiar, también hay un número de teléfono pero nada más, ¿Dónde está mi móvil? De repente aparece una enfermera que habla italiano y me entrega mi móvil, apenas puedo hablar con ella porque la que está al otro lado de teléfono es M Carmen.

-"Rafa, ¿Cómo estas? ¿Estas bien?" – me dice claramente preocupada
"No lo se" – le respondo – "no se donde estoy".
-"Estas en Brasov, Rumania, en el hospital Judeteam, tu mismo me lo dijiste ayer, ¿No te acuerdas? – me pregunta angustiada."
No
-"Rafa, ¿recuerdas algo de lo que pasó ayer?"
"No"
-"Ayer tuviste un accidente de tráfico, chocaste con un coche a las 16:30, me lo dijiste tu" – me dice casi al borde del llanto.

"Imposible, ayer me estaba comiendo una hamburguesa en Rumania, y me quedaba poco para llegar al destino, pero, ¿Dónde estas tu?"
-"En España"
"No puede ser, yo te recogí en Varsovia"
-"No, mi jefe no me dejo, ¿No te acuerdas?"
"No, ¿estas en el hospital?"
-"No, estoy en España, me volví el 16 de Octubre, tu has viajado desde entonces en solitario, desde Mongolia ¿De eso te acuerdas?"
"Si. Entonces, ¿Estoy sólo?" – le pregunto a ella terriblemente angustiado
-"Si, pero no te preocupes voy a hacer todo lo posible por ir para allá y ayudarte ¿Has visto la moto?"
No ¿Dónde esta?
-"No lo se, pregúntale a alguna enfermera"
"Ninguna habla mi idioma"
-"Búscala. ¿Has hablado con Stefania?"
"No, ¿quien es?" – pregunto intrigado
-"Alguien que te va a ayudar, es rumana pero habla español" – me responde mi novia. En ese momento, otra llamada entra, es un número desconocido para mi. Antes de colgar para atender la llamada, M Carmen me dice: “Debe de ser ella, Rafa, recuerda, estas sólo allí nadie es tu amigo”,

“Hola me llamo Stefania, soy de la empresa Sunnycare, que se dedica a asistir a extranjeros que tienen accidentes de tráfico en Brasov y no tienen a nadie para que les asista. Rafa, ayer a las 16:30 tuviste un accidente a 10 kms de Brasov en Rumania chocaste con un coche. Tranquilo, la culpa fue de él que invadió tu carril, según me comentan los médicos tienes amnesia y una fisura en las costillas. En cuanto a tu moto se encuentra en una fabrica de productos lácteos a las afueras de Brasov, allí fue el accidente. Cuando salgas del hospital puedes ir a verla. Voy a hablar con una enfermera del hospital para que te proporcione un cargador y tengas el móvil siempre encendido.”

Cuando oigo todo el discurso de Stefania, tan sólo la puedo interrumpir con leves balbuceos y repetitivos monosílabos como: Si, bien, claro, etc. Estoy en shock, y al borde del llanto, por lo que se ve he tenido un accidente y llevo casi 24 horas sin saber de mi mismo. Parece que he despertado dentro de una pesadilla, en vano, incluso trato de conciliar el sueño de nuevo, con la esperanza de despertar en un sitio correcto a punto de iniciar la siguiente etapa de mi aventura, pero no, estoy en Rumania y estoy, solo, en un hospital.

Interrumpen mi sueño tres personas, una de ellas policía que está ahí para tomarme declaración sobre lo ocurrido, en el acto también se encuentra Lucian, un interprete oficial de la embajada española que está ahí para asistirme, cortesía de M Carmen que lo ha gestionado desde España. Lo primero que hacen ambos es preguntarme como estoy, les digo que bien, aunque me duele la cabeza y las costillas. La policía me pregunta si puedo recordar algo del accidente y le digo que no recuerdo absolutamente nada. Lucian traduce y me añade lo que el agente dice que no me preocupe que la culpa no ha sido mía, que el conductor está perfectamente identificado y que hay testigos del accidente. También añade que he tenido un porrazo muy gordo, según él he tenido mucha suerte ya que el accidente ha sido muy grave. Bueno, el accidente habrá sido grave pero yo me encuentro entero, afortunadamente. Aprovecho para preguntar como fue el accidente, a esa pregunta responde Lucian, como interprete:

“Un Audi A6 se te cruzó y chocaste con él, diste en el centro del vehículo y destrozaste las dos puertas. Después arrastraste junto con tu moto 60 metros y chocaste contra el muro de la fabrica Olympus”.

También pregunto donde está la moto y Lucian señala a la tercera persona que se encuentra en la habitación, su nombre es Eugene y es ingeniero de la empresa Olympus, una empresa de productos lácteos muy famosa en Rumania, la moto se encuentra allí. Eugene se me acerca y me da una tarjeta indicándome en inglés que la moto está a buen recaudo en esa dirección, también me da una bolsa, con galletas, zumo, leche, fruta, etc. para mi, un bonito gesto sin duda. En ese instante, entra una enfermera con un médico, que prácticamente echa a la calle a todos los que allí había, me coge de la mano y me dice en italiano: “Aquí tienes el cargador, ¿ya estas mejor?” – me pregunta mientras asiento. El medico en ingles me hace un leve reconocimiento de las pupilas y me dice en ingles:

“Chico, en los más de 35 años que llevo de carrera no he visto a nadie que haya sobrevivido a un impacto así, y encima sin hacerse nada, todas las pruebas que te hemos hechos: TAC, escáner, radiografía, han sido normales, no tienes nada roto. Debes caerle muy bien a alguien de ahí arriba, no me lo explico, deberías haber muerto. Ahora mismo sufres amnesia de la memoria a corto plazo, pero no te preocupes en un mes todo volverá a la normalidad, aunque es posible que nunca recuerdes el accidente. En cuanto a las costillas tan sólo puedo recomendarte reposo absoluto”.

“No te preocupes que en breve te damos el alta” – añade la enfermera.

Al irse el médico y la enfermera vuelven a entrar el policía (llamado Florin) Lucian y Eugene. Eugene me dice que no vió el accidente pero que estuvo conmigo desde cinco minutos después de ocurrir hasta bien entrada la noche. Incluso su Jefe le autorizo a que estuviera conmigo todo el tiempo hasta que despertara y estuviera un poco mejor. Sin duda le agradezco tanta atención. Mientras, el policía me dice (gracias a Lucian) que la persona implicada en el accidente no tiene seguro, pero me asegura que en Rumania está circunstancia esta muy penada, así que más le vale pagar. De momento, al conductor le han retenido su carnet de conducir y su vehículo hasta aclarar todo.

Tras unos minutos de charla entre todos, el policía se retira con todos los datos y le acompaña Lucian, me quedo solo con Eugene. Entonces, vuelve a entrar una enfermera con mi comida del mediodía, pero apenas puedo abrirla porque inmediatamente aparece otra con el informe de alta para sacarme de la habitación. Puedo andar, aunque sufro de mareos así que un celador me lleva en silla de ruedas a recepción acompañado de Eugene. Allí una de las enfermeras mas veteranas de malos modos me dice:

“¿Vas a pagar en efectivo o con tarjeta?” – Definitivamente, no comprendo nada ¿De alta? Pero si no llevo ni 24 horas, ¿Qué pasa aquí? Eugene intenta mediar aunque sin éxito, me dice que estoy bien según los médicos y que debo pagar por la estancia en el hospital. Lo normal es pedirlo al ingresar pero como estaba inconsciente esperaron a que me despertara. “¡Joder, que detalle!”, y nos quejamos de la Seguridad Social en España.

Llamo a M Carmen, pero no me lo coge, llamo a Stefania y me dice que hable con mi seguro para que de una garantía de pago sino tendré que adelantar 220 euros de estancia y pruebas del hospital. M Carmen me llama y entra en escena, me dice que no me vaya que por lo menos tengo que estar un día en observación como consecuencia del golpe en la cabeza, pero yo le respondo que no puedo hacer nada, no se que hacer, confundido, siento como si mi mente no funcionara. Estoy muy agobiado necesito ayuda.

“Rafa, no te preocupes, tu resístete, no te vayas, voy a hablar con la embajada” – me tranquiliza desde España mi novia. Pero la verdad es que no creo que aguante mucho, el personal del hospital me vigila cual halcón para evitar que me vaya sin pagar. No creo que pueda pasar la noche aquí por mucho que insista en ello.

Mientras intento comunicarme con IATI (patrocinador de la aventura) para que faciliten la garantía de pago, se recibe en el hospital llamada desde Bucarest de la embajada de España en Rumania exigiendo me mantengan un día más en observación en el hospital. Sin embargo, el personal de allí hace caso omiso y con gestos manuales me repiten que pague de alguna forma, me van a dar el alta de inmediato. Eugene, preocupado se ofrece a pagar los 220 euros de la factura, pero detengo su intención (agradeciéndole el gesto) ya que tengo un seguro que cubre estas incidencias. Tras muchas llamadas hablo con el seguro y les comento lo sucedido, ellos me dicen que están en tramites de mandar la garantía de pago al hospital. Tras unos minutos de tensa espera por fin llega por fax la garantía de pago y puedo marcharme de hospital, sin pagar, con todos mis maltrechos enseres, el casco, chaqueta, pantalón, etc. Destrozados como si hubieran pasado por una desbrozadora. Me acompaña a la salida Eugene, allí encuentro a Mihai, la persona con la que he tenido el accidente y que se ofrece a llevarme a la fabrica a ver mi moto. Yo, sin embargo, me fio más de Eugene y voy en su coche hasta Olympus.

Mientras voy con Eugene a la fabrica tengo que reconocer que no reconozco nada de lo que veo: ni la ciudad, ni la carretera, ni nada de lo que me rodea, es como si estuviera en otra dimensión desconocida, en mi pecho siento una profunda angustia, me siento como si estuviera en una pesadilla de la que no puedo despertar. Llegamos a la fabrica y tras pasar los controles, llegamos al garaje donde se encuentra la moto. Al abrir la puerta allí está el Falco Stradale, completamente destrozado, de esta, amigos creo que no sale. A pesar de todo lo que he vivido sobre ella me cuesta reconocer mi montura ¿Cómo es posible? con las lágrimas saltadas la examino pero no me acuerdo de ella, no la reconozco como mía.

"¿Seguro que es mi moto, Eugene?"– le pregunto mientras él asiente.

Pero "¿Cómo ha pasado, no recuerdo nada?"- pienso mientras me llevo las manos a la cabeza para intentar escapar de la pesadilla que estoy viviendo entre sollozos. Eugene acude a consolarme y me dice que no me preocupe que según los médicos recuperaré la memoria poco a poco he de tener paciencia. Contempla la escena Mihai el cual apenas puede despegar la vista del suelo, esta avergonzado. Allí también se encuentra su madre que no deja de abrazarme dando gracias al cielo por que estoy vivo.  Mihai se disculpa y asegura que no me vió en absoluto.

“Pues la moto es como para no verla, si parece un panzer alemán” – exclamo algo contrariado y Mihai responde: “Lo siento, no se lo que me pasó, si tengo una moto como la tuya, soy motero”.






“¿Te comprometes a pagar la moto y todo lo que me has roto?” – le pregunto a Mihai
“Lo prometo” - me asegura – “El lunes cogemos una grúa y la llevamos a Bucarest a que la reparen yo corro con todos los gastos.”

Tras el shock, recojo algunas de mis cosas que no deseo dejar en la moto y con la ayuda de Eugene regreso al coche. Mihai me ofrece su casa para pasar los días que sean necesarios, pero rechazo la invitación porque yo ahora lo que necesito es tranquilidad para ordenar mis pensamientos y asimilar lo ocurrido. Regreso a Brasov en el coche de Eugene, mientras, Stefania amablemente me ha gestionado un hostal cerca del hospital por si necesito ir a él. Me facilita su dirección y su nombre, Eugene al escucharlo sabe perfectamente donde llevarme, el Hostal Bavaria, una casa sacada del Tirol austriaco muy bonita la verdad. Por un momento, parece que estoy en los dominios de mi BMW, ojalá estuviera allí y con la moto intacta, echo tanto de menos a M Carmen, la necesito.
Sin embargo, su jefe no lo entiende así, ella ha tratado durante el día de hoy que le autoricen que pueda viajar a Rumania a estar conmigo ya que no puedo valerme por mi mismo, pero se lo ha denegado aduciendo que ella y yo no estamos casados y no somos nada ¡Qué humano! (y eso que llevamos 12 años juntos). Ella misma me lo dice por teléfono, entre lágrimas, en ese momento siento una terrible impotencia y una extraña soledad por no estar a su lado, aunque si hubiera estado conmigo… a lo mejor hubiéramos tenido que lamentar algo más grave. En fin, supongo que el karma le devolverá ese gran deferencia que ha tenido con ella.

Termino el día cenando con Eugene, una suculenta pizza, en un restaurante italiano, después me deja en el hotel, me estrecha la mano y me dice que si necesito algo no dude en llamarle a cualquier hora, que esta a mi entera disposición. Casi se me saltan las lágrimas porque, sinceramente, no se como agradecerle tanta atención y amabilidad. Él sonríe y lo único que pide a cambio es que si algún día encuentro a alguien en problemas haga lo mismo por él que lo que está haciendo él por mi.











Ya en el hostal cuando me acuesto en mi cama miro al techo y en la soledad de la noche lloro por todo lo pasado siento una gran impotencia. La aventura ha terminado, definitivamente, después del esfuerzo económico, de todo lo sufrido: Mongolia, Siberia, Rusia, la lluvia, el viento, el hielo, la nieve, el tráfico, el frío, el hambre, la soledad, la muerte, después de haber luchado contra todo y contra todos, al final todo termina aquí en este pequeño pueblo del centro de Rumania a 10 días del final de la aventura y a 3000 kms de casa, porque una persona no respeto lo que tenía que haber respetado. ¡Qué mala suerte! ¿Verdad? Aunque también ¡Que buena suerte! he sobrevivido, con este, a dos accidentes muy graves en esta aventura que podían haberme costado la vida, quiero pensar que mi pilotaje, la moto y sobretodo la ropa han colaborado para obrar este milagro (Todo ello facilitado por nuestros patrocinadores sobretodo Todomoto, pero también: Continental, DS BIKE y Ubricar). Una vez más en este viaje, cuando sucede lo peor vuelve a aparecer alguien para ayudarme desinteresadamente, alguien como Eugene, sinceramente, no tengo palabras, sin duda esta aventura me deja un sentimiento muy optimista sobre el ser humano. Sin embargo, ahora mismo lo que más me aterra es dormirme, tengo miedo a cerrar los ojos y no volver a despertar.

A partir de mañana mi misión será: Salir de Rumania, DESAFIO SIBERIA 2017 ha terminado, nuestra vuelta al mundo en moto con pareja tendrá que esperar para completarse.


1 comentario:

  1. He estado en relación con mi novio durante 2 años y planeábamos casarnos pronto y de repente me dejó por otra chica, realmente amo a este chico y nunca puedo imaginar mi vida sin él. Hice todo lo posible por recuperarlo, pero todo mi esfuerzo por recuperarlo en mi vida no funcionó. Fue en este día fiel, encontré algunos comentarios en un sitio web sobre este gran lanzador de hechizos llamado Jefe Dr. Wealthy, por lo que muchas personas afirmaron que los ayudó a renovar su relación y traer a su ex de regreso, tuve que contactarlo porque él Fue mi última esperanza. Me puse en contacto con él a través de su correo electrónico y me aseguró que dentro de dos días mi novio dejará a la otra chica y volverá a mí y fue una gran sorpresa ver a mi novio volver a mí después de dos días. Estoy tan feliz hoy que volvió a mí y lo logré con la ayuda del Jefe Dr. Wealthy, y le aconsejo si necesita su ayuda también Correo electrónico: wealthylovespell@gmail.com o Whats App: 2348105150446

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