Síguenos en facebook

Mostrando entradas con la etiqueta camping. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta camping. Mostrar todas las entradas

jueves, 13 de noviembre de 2014

CAPITULO 18: EL EVEREST TENDRÁ QUE ESPERAR

ETAPA 18: KAUTOKEINO-NORDKAPP


Distancia total ruta:  364 kms

Tiempo total:   9 horas

Ciudades visitadas:   4

Paradas:  3

Consumo medio:   4,73 l/100


Etapa decisiva en nuestra aventura. Hoy llegaremos al punto más al norte de la Europa continental y los nervios se dejan sentir. Parece mentira, pero hoy se cumplirá uno de los principales objetivos del viaje, llegar a Nordkapp. Parece que fue ayer cuando salimos desde Tarifa en el paralelo 36 y ahora estamos en el 70 a punto de llegar al 71. Con el sol como testigo nos levantamos en Kautokeino, con la esperanza de continuar con la racha y que la etapa de hoy sea tan plácida como la que nos trajo hasta aquí. Sinceramente, creo que no recuerdo algo como lo de ayer, simplemente perfecta. Saliendo temprano, carretera aceptable, ningún contratiempo, ninguna pérdida, llegada a la hora de comer y el resto de la tarde para descansar. Puedo añadir que hemos tenido una de las primeras tardes y noches libres de mosquitos. El remedio que nos dio la recepcionista surtió efecto, con estas premisas iniciamos el viaje con nuestra moral a tope para afrontar estos decisivos kms.

 
Nos ponemos juntos a ordenar todo, montarlo en la moto y juntos limpiar la estancia, para evitar la famosa "multa" de 50 NOK. Nuevamente los mosquitos (que se levantan temprano) vuelven para molestarnos durante el proceso de ensamblaje de nuestras alforjas. Tanto es así, que tenemos que poner un trocito de ese palito verde humeando para ahuyentarlos. Con la tarea completada, nos ponemos a desayunar para coger fuerzas para iniciar el camino. Para nuestra sorpresa, esta vez, la bebida no será leche, será agua.

- Rafa, has visto la leche se ha quedado totalmente cuajada, se ha hecho mantequilla- dice alarmada ante mi cara de perplejidad.  
-¿Tienes el ticket? - Me pregunta insistente
- Lo he perdido - Le respondo, en mitad de un inmenso silencio casi sepulcral.
- Lo que faltaba, como aquí la leche es tan barata - Sin duda no le falta razón teniendo en cuenta que en este país la leche es más cara que la gasolina. 2,40€ por brik frente a los 2,1€ de media del precio del combustible en Noruega.

Ya tenemos una primera misión para nuestra etapa, cambiar el brik de leche, esperemos tener suerte. Son casi las 9 de la mañana y ponemos rumbo al supermercado sin mucha esperanza en conseguir el cambio, en fin, supongo que en este viaje cosas más imposibles hemos conseguido, ¿verdad?


Por suerte, la oficina de correos y el supermercado están abiertos a la hora que nos presentamos allí. Llega la hora de cargarse la responsabilidad en los hombros y hablar con una señora con cara de muy pocos amigos, nada que ver con la candidez y belleza de las cajeras del día de ayer. Le explico lo mejor que puedo lo que nos ha pasado, le enseño el brik de leche y le explico, tragando un poco de saliva, que la compramos ayer, aunque no tenemos ticket para demostrarlo. Sin mediar casi palabra me la arrebata, y me dice con una sonrisa que coja otro brik, sin problema ninguno. Con más rapidez para llegar y explicar lo ocurrido que para salir, ya tenemos nuestro tetra-brik de leche nuevo y nos ponemos inmediatamente en camino cogiendo la E-93, rumbo a Alta, donde haremos una parada técnica para repostar y algo de turismo.

Kautokeino hace ya varios kms que ha quedado atrás y con ello el recuerdo de la buena jornada de ayer, las buenas sensaciones del día anterior se pierden ante la emoción de la etapa de hoy. Nuestro destino: Nordkapp o Cabo Norte (como se dice en España), en la región noruega de Finnmark, punto más al norte de la Europa continental, hito dentro mundo motero y ecuador de nuestra aventura. A partir de allí, comenzaremos el regreso a España dando la vuelta a Europa por el este de nuestro continente. Cuando planifique este viaje siempre soñé como sería llegar al famoso monumento de Nordkapp, al monumento del Fin del Mundo, como lo llamo yo, y ahora aquí estoy a menos de 400 kms de llegar a ese punto. 


Viajamos rumbo al Norte a través de la E-93 siguiendo el curso del lago Guosmmar, que es un lago tan alargado que parece un río, o mejor dicho por estas latitudes, un fiordo. La verdad, es que en este segundo periplo por Noruega, no hago más que pensar que este país me lo han cambiado. Hay tanta diferencia entre las dos Noruegas que hemos visto, tanto contraste, que parece mentira que hayamos estado en el mismo sitio hará dos días. Este lugar parece devastado y yermo, a excepción de la gran cantidad de lagos que la bañan, este paraje parece casi lunar. Un páramo donde el tiempo parece detenerse mientras flotamos sobre las dos ruedas, una tierra inhóspita azotada por un implacable viento, que se están empezando a sentir y desestabilizar nuestra marcha. Parece que en la etapa de hoy el enemigo no va a ser la lluvia, ya que hoy toca "descanso", sino el viento con racha que en algunas ocasiones superan los 40 km/h. M Carmen se agarra fuerte a mi, sin duda, vuelven los fantasmas de Dinamarca, pero sigo decidido a completar esta etapa por encima de todo. Sin desfallecer continuo cortando el viento con mi Falco Stradale, desafiando al mismísimo Odín en esta gesta.


Tras 30 kms bordeando el lago Guosmmar (si que era largo de verdad), tomo la E-92 por error, y continuo por unos 5 kms, sin darme cuenta de mi rumbo equivocado. Debería haber seguido por la E-93 sin cruzar el puente sobre el lago Mohkken. Afortunadamente, mi navegante me avisa por el intercomunicador de que nos estamos desviando de la ruta trazada. Vuelvo sobre nuestro pasos, cruzo el puente y sigo la senda que marca el lago por otros 7 kms. - ¿De verdad que Finlandia es el país de los 1000 lagos?, y ¿qué pasa con Noruega? - Reflexiono mientras llegamos a las famosas cataratas de Pikefossen. Llegados a este punto, chispea mínimamente, así que M Carmen, ni corta ni perezosa, se enfunda en su mono de agua, por si las moscas, y por supuesto, me insiste, por enésima vez para que me lo ponga.

Tras el brevísimo break seguimos viajando hacia el norte, esta vez, sin equivocar el rumbo. Nuestra travesía se esta desarrollando entre los innumerables lagos que pueblan la carretera, el viento ha desaparecido y la marcha se hace más calmada. Por si fuera poco, nos alegramos la vista con más avistamientos de renos, los cuales se hacen dueños y señores de la carretera. Aunque parezca mentira, por estas latitudes hay más renos que personas, cosa que vamos confirmando de camino a Alta, renos, de todos los tamaños y colores, la mayoría de veces en familia. Aunque puedan ocasionar cierto peligro, creo que no me cansaré de ver a estos animales, naturaleza viva al alcance de la mano. Desgraciadamente, no consigo llegar a tocarlos son demasiado tímidos ante la presencia humana, supongo que se habrán acostumbrado a nosotros, pero no tanto. 

Los numerosos avistamientos de renos nos tienen entretenidos hasta nuestra llegada a Alta, haciendo que los 130 kms que la separan de Kautokeino se hagan muy amenos. De todas formas será mejor no bajar la guardia ya que incluso dentro de Alta encontramos a estos animales "haciendo turismo" a sus anchas. Alta es una ciudad de  PONER BREVE DESCRIPCIÓN DE ALTA Y COSAS INTERESANTES. Como vamos bien de tiempo, creo que es una buena idea hacer una breve parada para ver lo que esta ciudad tienen para ofrecernos hasta llegada la hora de comer. Ambos estamos muy ilusionados con la idea de tener una segunda etapa de Euro-Diversion 2013 libre de incidentes y con llegada temprana a destino. Y según va discurriendo la jornada creo que esto es posible.

Antes de comenzar nuestra miniruta turística por Alta decidimos hacer una "visita" a la gasolinera para repostar y de paso calentarnos con nuestros habituales chocolate caliente para mi y cafe aguado noruego para ella. Yo me lo termino bastante rápido, la llamada de la naturaleza apremia y esa llamada no se puede ignorar. Mientras estoy en el WC no puedo evitar pensar en lo maravilloso que son estos momentos de intimidad para relajarse un poco de todos y de todo. También me pregunto sobre que cosas interesantes encontraremos en Alta o si nos faltará mucho para llegar a Nordkapp. Tras disfrutar de esos 10 minutos para mi mismo, salgo de WC y M Carmen acude a mi encuentro con semblante preocupado, de hecho su cara tiene el color blanco del nácar. 

- Venga, pago y nos vamos, tenemos que localizar una oficina de turismo en Alta y preguntar - exclamo con asombrosa seguridad.
- Rafa, tengo que decirte algo importante - me dice con el rostro muy serio. Nunca la había visto así en este viaje, y me esta empezando a preocupar a mi también
- ¿Que pasa? 
- Han tirado la moto - me comenta sin borrar su impertérrita expresión de preocupación de su rostro.
- Venga ya, estas de coña, ¿verdad? - le digo para intentar quitar hierro a lo que seguramente será una broma. - Si la moto está ahí fuera, mírala, está perfecta - la intento corregir mientras señalo con el dedo al exterior de la tienda de gasolinera
- Eso es porque me han ayudado a levantarla - me dice ella con gran pesar en su mirada.
- Bueno, ¿Y quien ha sido?¿Le has pedido los datos? - intentando indagar, en vano sobre el problema
- No, verás es que no habla ingles, habla solo noruego- me contesta ella.
-¡¡¡Pues se va enterar si me va dar los datos el tipo ese!!! - digo con signos evidentes de que me estoy empezando a calentar por este asunto.




 Ambos salimos para fuera, y yo voy hecho una furia dispuesto a cobrarme de la piel del individuo lo que le haya hecho al Falco Stradale. Sin embargo, al franquear la puerta y señalarme M Carmen el culpable veo a un pobre señor de unos 70 años, bastante deteriorado físicamente, que también parece algo desorientado. Examino junto con mi novia los daños de mi moto, primer paso: El Falco Stradale arranca - Perfecto - pienso. Después en un primer vistazo diviso cosas como: boyo en el tubo de escape derecho, rotura de aleta derecha trasera, pata de cabra doblada, carenado algo agrietado, cúpula desanclada, y ya casi que prefiero no seguir mirando más cosas. Milagro es de que no haya habido más desperfectos, teniendo en cuenta de que han caído a plomo 300 kgs de máquina y equipaje. Mientras mi novia, hace fotografías de la moto y del coche (Un Toyota color burdeos), intento dialogar con esta persona, en un tono sosegado, para que me de los datos del seguro, desgraciadamente sin resultado. Por más que intento hablar con el en ingles no me comprende, y yo, por supuesto no hablo noruego. M Carmen, que esta en todo, observa a una pareja que se detiene ante nosotros y me dice que ellos han visto el incidente y que el coche ha golpeado a mi moto. Le pido si pueden hablar con el anciano en noruego para decirle que tiene que darme los datos de su seguro para hacer un parte amistoso, pero ellos se niegan aduciendo que tienen mucha prisa, pero que pregunte al chico de la gasolinera porque seguramente, el incidente estará grabado en video. Me dirijo nuevamente al chico de la gasolinera para preguntarle si el hecho ha quedado grabado. Lo cual me confirma y me indica que ha sido el coche Toyota granate, sin posibilidad de error.

Así que después de ir de aquí para allá al final resulta que tengo un impacto sobre mi moto pero nadie que me ayude a solucionar de forma amistosa el suceso. Me salgo del lugar, lleno de stress y con ganas de matar a alguien, ahora me acuerdo de que en la tranquilidad de WC oí un pequeño golpe metálico al que al principio no di mucha importancia, ese era el sonido de mi moto cayendo. Sin que se me ocurran otros modos de llevar esto a buen puerto, decido llamar la compañía Mapfre para contarles lo sucedido. Mi novia, intenta en vano hablar con esta persona para convencerle de que de sus datos de una maldita vez. La compañía de seguros  con una atención exquisita me dice si me encuentro bien o necesito asistencia médica. Tras mi negativa, por encontrarnos bien, me pregunta si la moto puede continuar el viaje o necesita que la recojan y manden a España. Afortunadamente, ese extremo no es necesario. Mapfre me indica claramente que tengo que conseguir como sea los datos de esta persona y los del vehículo, de lo contrario, no se podrán hacer cargo de los gastos de reparación de la moto. Si el incidente hubiera tenido lugar en España y la persona no quisiera dar los datos con la matrícula del vehículo se puede sacar la filiación del propietario y pedirle responsabilidades. Desafortunadamente, esa base de datos no es compartida por España con ningún país, por lo tanto, se le dejo escapar, aunque apunte su matrícula el hecho quedará impune. 

Inmediatamente, le digo a M Carmen que entretenga como pueda a esta persona, mientras yo le pido al chico de la gasolinera que llame a la policía para solucionar el problema. A todo esto nuestro "querido" noruego está como desorientado, no se muestra agresivo con nosotros, pero niega lo sucedido y hace gestos como indicando que la moto se ha caído sola. Mi novia me mira y me asegura con sus gestos que el Toyota ha impactado en la moto y si hubiera impactado más fuerte se la hubiera llevado a ella por delante también. Evidentemente, creo a mi novia sin fisuras, pero el incidente parece muy raro, las calles de las gasolinera son tan amplios que dos todoterrenos pueden cruzarse sin problemas ¿Como se ha apañado para conseguirlo?
Tras unos larguísimos cinco minutos de espera, en los que por lo menos me da tiempo a pagar el combustible, se presenta en el lugar una patrulla de la Policía Noruega. Una pareja formada por dos mujeres rubias altas, más altas incluso que mi novia, ambas con porte serio se dirigen hacia mi para, sin duda, averiguar que es lo que ha sucedido. Tras contarle a las agentes lo sucedido, les indico donde el Toyota ha impactado con mi moto. Tras intentos fallidos para que el anciano cuente su versión, una de las agentes se dirije al dependiente de la gasolinera para preguntarle si hay grabaciones de los ocurrido y le solicita poder verlas. Las dos cogen a esta persona y se lo llevan al interior de la sala de grabación, nosotros también pasamos al interior de la tienda para calentarnos un poco mientras esperamos y de paso rellenar mi espacio del parte amistoso. Desconozco lo que pasaría dentro de esa sala, pero lo que esta claro es que el hombre salió muy locuaz de repente, incluso con unas terribles ganas de colaborar y dar sus datos personales y los de su compañía. Parece que las aguas vuelven por fin a su cauce, nos ponemos todos alrededor de una mesa y completamos juntos el parte amistoso, con la supervisión de las dos policías nórdicas.

Tras todo lo sucedido, nos despedimos de los dos empleados de la gasolinera. Dos chicos de 18 y 19 años de edad, siendo el mayor de ellos el que hace las veces de encargado. No deja de sorprendernos como en este país los jóvenes toman la iniciativa y se ponen al frente de multitud de negocios de atención al público. Cuan diferente es esta realidad con respecto a España, una pena, la verdad. Pero me surge la curiosidad y no puede evitar preguntar.

- Oye, y ¿Porque empezáis a trabajar tan jóvenes? - les pregunto. 
- Es la única forma de pagarnos los estudios, además vamos acumulando experiencia - me dice el dependiente.

No nos olvidamos, por supuesto, de las dos agentes de la policía noruega, las cuales han tenido con nosotros un trato exquisito. Ojalá todos los encuentros con la policía fueran como este, porque ciertamente han resuelto el problema con bastante eficiencia. Esas son sin duda las buenas noticias, porque las malas son que entre una cosa y otra este episodio surrealista nos ha llevado más de dos horas. Horas que no vamos a recuperar y que nos hacen desestimar la visita a Alta, así que con esa contrariedad nos montamos en nuestra moto y continuamos nuestro viaje. Sin embargo, se nos ha echado el tiempo encima y llega la hora de comer, a las afueras de Alta debemos de hacer un alto en el camino para comer al cobijo de un curioso merendero con forma de hytter. 



Desde allí hago un pequeño resumen de lo que nos ha ocurrido en nuestro breve pero intenso paso por esta ciudad escandinava.




Después de la comida, y antes de marcharnos tenemos un curioso encuentro con dos ciclistas franceses, padre e hija que viajan junto con su perro (el cual va en un carrito enganchado a la bicicleta de ella) desde Sagres hasta a Nordkapp en 3 meses y en el que intentan recaudar fondos contra la esclerosis múltiple. Si ya digna de mención es nuestra aventura, queda pequeña en comparación con la de nuestros amigos franceses. Digno de admirar, tanto la gesta, como la causa para intentar ayudar a los demás con su iniciativa. 



Tras el receso, reemprendemos la marcha, y con fuerzas renovadas vamos haciendo más kms en pos de llegar a nuestro destino, Nordkapp nos espera. 

Mientras viajamos hacia el Norte, el humor hace acto de presencia para comentar con cierta sorna e ironía todo lo que nos ha pasado hasta ahora. Afortunadamente, todo ha salido bien, el Falco Stradale tiene ciertos daños, pero puede continuar la marcha. 

- Desde luego M Carmen, no puedo dejarte ni un momento sola, siempre la lías parda. Al principio estaba furioso, pero luego me dio algo de pena, parecía desorientado.
- El tío este que no quería darme los datos, hijo puta!! 
- ¡¡Hijo puta!! a ver si va a ser el inventor del Tomtom - Le digo con cierta sorna
- ¿Pero ese no era holandes? - pregunta entre risas incontenibles, casi como las que tuvo cerca de Skaulo
- Si, jajajajajajajaja

He de decir que de todo lo que nos ha acontecido daré cuenta a Mapfre en cuanto regrese a España, tenemos fotos, los datos completos de la parte implicada, el indicativo de las agentes en Noruega y la grabación de la gasolinera de Alta, así que no creo que el tipo se nos escape. Por un momento, he llegado a pasar miedo, evidentemente, estaba claro que nuestra salud no estaba en peligro, al contrario de lo que sucedió en Skaulo ayer. Pero indudablemente, si nuestra moto resultara dañada, me vería obligado a buscar un taller en Noruega, con la dificultad añadida de encontrarlo, lo que, irremisiblemente, retrasaría y frustraría la consecución de nuestra aventura, y a poco menos de 300 kms de nuestro destino, me parece ya tener muy mala suerte. Menos mal que nuestra moto, al igual que nosotros, esta hecha de otra pasta, si no como se explica que todavía siga "en pie", tras haber soportado jornadas maratonianas de funcionamiento, con vientos casi huracanados y lluvias torrenciales golpeándola sin piedad. No hay que olvidar que es una moto veterana de 16 años de antigüedad. Muchas, más nuevas, se hubieran quedado en el camino. Con ella, aunque hemos estado más expuestos a los elementos, lógicamente, hemos llegado a los rincones más recónditos de todas las ciudades de hemos visitado y eso es de mérito "suyo" y nuestro. En definitiva, ha respondido perfectamente a las exigencias de un viaje de estas características.

El paisaje desde que hemos abandonado Alta ha cambiado radicalmente, no hay fiordos ni arboles. Sin lugar a dudas Noruega es un país de contrastes. Las planicies verdes allá donde alcanza la vista y nuestra imaginación, no están exentos de ríos pequeños lagos. Sin duda, el que le puso Finnmark (Tierra del Fin del Mundo) acertó de pleno con el apelativo. Una fuerte sensación de soledad, pero también de vulnerabilidad vuelve a invadirme, con más fuerza aún si cabe que en Suecia. Este país no deja de sorprendernos cambia a medida que avanzamos, es como si hubiéramos estado en tres países distintos. Sin miedo a equivocarme Noruega, es el país más bello y sobrecogedor de todos los que hemos tenido el privilegio de atravesar en esta aventura. 

Los kms van pasando como las hojas de un calendario, de forma uniforme e impertérrita, sin que avistemos ningún asentamiento humano, tan solo alguna casa desperdigada en la lejanía, y aldeas con una o dos casas, casi podemos decir que en estos kms hemos visto más renos que personas. Si Suecia parecía inhóspita, no tiene parangón con lo que estamos viendo aquí en Finnmark.




De momento, el tiempo nos ha dado una pequeña tregua y acompaña, quizá la única preocupación que discurre por mi mente esté en el hecho que salvo la gasolinera de Alta, no hemos visto más estaciones de servicio en el camino, nuevamente. Vuelvo a acordarme, sin poder evitarlo, del depósito auxiliar que dejamos en casa, pero ¿Qué sería de una aventura sin estos pequeños miedos? 

Con ese pensamiento revoloteando por mi mente, sigo adelante Finnmark, tierra monótona donde las haya, pero que para mi tiene algo de bello. Salvando las distancias, me recuerda un poco al desierto de Taberna en Almería, una tierra monocroma, gris, que se constituye como el único desierto de Europa. Aquí es de color verde, pero con la misma sensación de terrible soledad. Una soledad solo interrumpida por el batir del viento, que empieza hacer acto de presencia con cada vez más persistencia. Mucho me temo que esta vez, el viento nos va a poner a prueba de nuevo - Bueno - pienso - Al menos no llueve - yo, como siempre intentando ver el vaso medio lleno. Mientras mi novia, se mueve como otras tantas ocasiones, por detrás mía. Pero ella no mueve su cuerpo, sabe adaptarse al propio movimiento que imprimo a la moto, son sus manos las que trastean con no se que.

- M Carmen, se puede saber que estas haciendo? A ver si vas a perder un guante
- Tu conduce, que yo ya me apaño sola - Me dice con una autosuficiencia casi insultante

Por desgracia, no puedo ver lo que hace en la trastienda, pero me atrevo a imaginar que mientras me debato en mis pensamientos sobre lo que parece será una dura jornada hasta Nordkapp, ella disfruta del paisaje haciendo fotos "on fly" del cercano del Parque Natural de Stabbursdalen: Último oasis de árboles que parece que encontraremos por el camino. Yo por mi parte, también grabo nuestro curso, pero como el GPS, la cámara GoPro Hero 2 le da por funcionar cuando le da la gana. Si no falla la cámara, falla el mando a distancia WIFI y si no las dos cosas, me tienen harto desde que pasamos Francia. En otras palabras, me encuentro grabando on-board una aventura, pero desconozco, hasta poder descargarlo en un ordenador, el contenido de mis grabaciones. Por tema de ahorro de espacio me lleve mi iPad conmigo, sin embargo, no es un dispositivo que se lleve muy bien manejando contenido de otros, así que tengo un potente aparato para navegar por internet, buscar información o calcular rutas, pero dependo de los PC que pueda encontrar en los hoteles o campings para descargar el contenido de mis tarjetas y de paso echar una ojeada a lo que he grabado. En fin, supongo que es imposible llevar un viaje calculado hasta el milímetro de la razón y son pegas a las que nos hemos ido acostumbrando con el pase de los kms y de los países. En mi no quedará, sin duda, el empeño de hacer un gran reportaje de esta aventura inolvidable.

Para colmo de males, me he llevado el iPad por ligereza, sin embargo, el dispositivo es poco práctica a la hora de manejar archivos de otros aparatos. 

Si al rodar por la Noruega de los fiordos, seguíamos su curso, ahora nos encontramos siguiendo el curso de los ríos. En concreto del río Goahtemuorjohka, que al igual que la carretera nos cambia el rumbo de Este a claramente dirección Norte, serpenteando en estas vastas planicies entre los pequeños lagos que salpican a modo de pecas esta pérdida región de Noruega. Después de unos kms monotonos llegamos a un cruce con la E-94, el cual ignoramos en pos de la E-6 que continuamos durante 23 kms hasta llegar a través de la tundra noruega hasta la costa Este de Finnmark. Cambiamos la E-6 por la E-69 a la altura de un cruce donde se encuentra el camping Russenes. A partir de este punto bordeamos el vasto fiordo de Porsanger. Un fiordo tan gran que parece que estamos en mar abierto, desde la orilla no podemos vislumbrar la siguiente.


La costa Este de Finnmark nos recibe con malas noticias. El viento de rachas intermitentes empieza a azotarnos con gran fuerzas, y para colmo de males la lluvia empieza a caer de manera implacable. El hecho de que llueva no nos sorprende, dado que estábamos "ya plastificados", y además porque arrastramos excelsas jornadas de perenne lluvia sobre nuestras espaldas. Pero si es verdad que el viento nos golpea con una fuerza inusitada, casi olvidada desde Dinamarca. De todas formas, sin el amparo de arboles o accidentes geográficos, lo raro es que la fuerza eólica no haya hecho acto de presencia antes, comprometiendo la estabilidad del Falco Stradale. 


Al igual que en el reino de los vientos danés, aquí el constante envites del viento amenazan con sacarnos de la carretera, o lo que es peor, con tirarnos al agua. De izquierda a derecha, de derecha a izquierda, los golpes de viento tienen a la moto en constante inclinación mientras avanza bajo un manto de lluvia. Estos kms finales hasta Nordkapp se están convirtiendo en un verdadero infierno. Casi como estar dentro de un túnel de lavado, la situación implica una conducción más fina por mi parte, pero ciertamente es más fácil decirlo que llevarlo a cabo. Con una carretera que no drena bien el agua, estrecha, que no tiene arcén y que esta llena de curvas invita a muy pocas distracciones. En estos momentos recuerdo una frase de Bear Grylls de su programa "El Último Superviviente": Cuando la naturaleza se rebela con toda su furia no te queda más remedio que doblegarte, que adaptarte. Lo intento con todas mis fuerzas, a la vez de que con mi cuerpo trato de tapar un poco más a M Carmen. Ella resiste estoica los vaivenes de la moto, pero esta claro que desde hace unos minutos, no esta disfrutando de la etapa. Esta luchando por mantener sus miedos permanentemente controlados y resistir esta dura prueba a la que nos esta sometiendo Noruega. 

Seguimos la E-69 bordeando el fiordo bajo una condiciones meteorológicas deplorables. El volumen de lluvia es tan alto que el agua empieza a formar olas en el asfalto. El Falco Stradale se abre paso como si se tratara de una moto de agua. Parece que "surfeamos" sobre el firme, pero no es momento de relajarse, ya que ante cualquier imprevisto es muy posible que la moto sufra aquaplanning. Además de la climatología otro problema se une al centro de mis pensamientos, el nivel de gasolina. Mi odometro acumula paulatinamente kms sin que se divise en el horizonte ninguna gasolinera para repostar. No me queda más remedio que aguantar los envites del viento y tener los ojos muy abiertos en busca de cualquier población cercana a la carretera o algo que parezca un surtidor. Justo cuando me lamento de nuestra mala suerte encuentro una especie de minigasolinera, tan pequeña que no tiene ni puesto para atender a los clientes. Son una serie de surtidores con tarjeta de crédito, a los que le tengo tanta aversión. En Francia ya he tenido la mala experiencia de repostar 15€ por ejemplo y que te tengan retenidos 100€ durante 3 días. Pero necesidad manda, y es prioritario repostar si o si.

Sin embargo, seguimos con nuestra dosis de mala suerte: El surtidor no funciona y el otro que hay, extrañamente, no reconoce mi tarjeta. Volvemos a la marcha con resignación y un gran enfado por mi parte. Enfado que a mi novia parece extrañarle, pero no es para menos, a medida que avanzamos mi preocupación aumenta a la vez que nuestro depósito esta cada vez más vacío.

- M Carmen, ve rezando lo que sepas, no encuentro gasolinera, si hubiéramos podido repostar aquí. - lamento, resignado.
- ¿No me digas?¿hasta donde podemos llegar, Rafa?
- Creo que podemos llegar hasta los 250 kms, llevamos unos 100 kms nada más, pero no me fío. Faltarán aproximadamente otros 100 para llegar, pero irá un poco justo para llegar a Nordkapp. Me gusta siempre tener una reserva por si nos perdemos. Con distancia entre gasolineras de más de 100 kms es preferible no arriesgarse y no apurar el deposito. 
Seguro que en la siguiente podemos repostar, alguna gasolinera tiene que haber - me dice con clara intención de animarme.

Con cierto miedo continuamos nuestra marcha, casi más pendientes de lo que hay al borde de la carretera que del tráfico que circula por ella. Tanto que los numerosos renos que se dan cita en el borde del camino, pasan, por primera vez para nosotros, completamente desapercibidos. Entre tanto, lucho por no perder la verticalidad con la moto, desde luego la batalla con el viento esta siendo atroz, no dándome cuartel en ningún momento. En estos momentos, de solitaria disputa, me acuerdo mucho de unas buenas palabras de un compañero de trabajo, llamado Nicolás motero de pro, como yo que decía: Sin duda lo peor y más peligroso de ir en moto son las ráfagas de viento, es una lucha parecida al braceo para no ahogarse. Cuanta razón tenía mi compañero, pienso mientras mi montura se tambalea como una hoja al son del viento de otoño, que tiene a la lluvia como aliado. Lluvia que no cesa en su empeño de torturarnos, mientras la temperatura ambiente se reduce de forma pronunciada y significativa. A todo esto se une el hecho de que la carretera empieza a dibujar curvas de gris asfalto en el horizonte, que nos desafían casi de una manera insultante - ¿Seré capaz de afrontar el último desafío de Noruega?

Hace ya bastante tiempo que M Carmen, ha quedado en silencio en el intercomunicador. Sin embargo, no la noto tan nerviosa como en Dinamarca, es posible que haya ganado confianza en mis posibilidades como piloto del Falco Stradale, y eso que aquí, las cosas se están poniendo realmente mal. La lluvia, el viento, el frío, y las procelosas curvas no hacen más que multiplicar de manera exponencial la probabilidad de que tengamos un accidente. Además desde que tuvimos el incidente en Alta noto algo raro en mi Falco Stradale. Resulta que el manillar vibra de manera alarmante, como si fuera el modo vibración de un móvil. Solo que aquí ese modo vibración esta afectando a un elemento de la moto que tiene que dirigir sus 300 kgs por curvas reviradas anegadas de agua bajo un fuerte viento, ahí es nada. 

En plena lucha por no caerme y cuando habían transcurrido unos cuantos kms de curvas con el fiordo como único testigo, sucede lo inesperado: Hemos encontrado gasolinera. Una pequeña estación de servicio situada tierra adentro y en la que he decidido aventurarme gracias a que M Carmen divisó una señal de surtidor de gasolina en un tosco cartel de madera. A nuestra llegada tenemos la suerte de encontrarnos con un grupo de 3 moteros de España, así aprovechamos que la lluvia ha amainado un poco para detenerme, repostar y de paso hablar con ellos.

Nuestros amigos moteros, son tres amigos, Fernando, Miguel, y Rodrigo, naturales de Madrid, Málaga y Valladolid, respectivamente. Fernando va a lomos de una MotoGuzzi Stelvio, Miguel con una BMW 1200 RT, y Rodrigo con una Yamaha Fazer, sin duda tres buenas maquinas para afrontar empresas de este calibre. Los tres tienen el mismo destino que nosotros: Nordkapp. Evidentemente vienen desde España, pero no por ello deja de asombrarles la increíble historia de nuestra aventura. Tras unos instantes de charla, decidimos entrar en la estación de servicio para calentarnos un poco y afrontar con energías renovadas los últimos 98 kms hasta Nordkapp, tal y como indica un cartel situado a la entrada de la gasolinera.






Ya a cubierto de la lluvia, hablamos largo y tendido de lo que este viaje significa para cada uno de nosotros. Es difícil explicar con palabras como se siente un motero cuando está a pocos kms de completar, un viaje que es casi imprescindible para todo amante de las dos ruedas. Sin embargo, mientras charlamos al abrigo de  un buen café, mi atención se centra en un hombre, corpulento, recio, de toscos gestos, con algo que me recuerda un poco a la idiosincracia española. Además tiene algo raro en sus vestimentas, parece motero. Pero la ropa, me recuerda a la de una obra: no lleva guantes, tiene una cazadora, chaleco reflectante, botas y pantalón de trabajo. Este extraño sujeto intenta hacerse entender con la cajera en un inglés algo deficiente. Me ofrezco a ayudarle para hablar con la chica, gesto que agradece con una sonrisa, que le sirve como preludio para pagar y presentarse. Se llama Nico y es de Grecia, esta realizando un viaje de ida y vuelta desde Atenas hasta Nordkapp. Toda una aventura, alucinante de tres meses de duración y de más de 24000 kms que le llevará por todo el Este de Europa. Pero si es increíble la proeza de nuestro amigo griego, más increíble es aún el medio con el que está llevándolo a cabo. Emocionado por la gesta que esta llevando a cabo Nico no puedo evitar la tentación de hacerme una foto, antes de que nuestros destinos se separen, con este aventurero heleno, que haría palidecer a los mismísimos dioses del Olimpo. 


Una moto Honda SH 125 con una garrafa auxiliar de 2 litros y un tonel de obra a modo de cofre para guardar herramientas, ropa y enseres. Ninguno de nosotros salimos de nuestro asombro, la proeza del heleno empieza a cobrar más valor para nosotros. Aventurarse por estas lejanas latitudes con una moto de 125 cc, con una autonomía de 90 kms, con una velocidad de crucero cercana a los 80 o 90 km/h y con sólo el apoyo de 2 litros de gasolina para una emergencia, tiene un meritazo indescriptible. Bueno - pienso - ya no somos la moto más humilde de este viaje. Porque si algo hay cierto que hemos observado en lo que llevamos de aventura, es que los moteros de esta parte del mundo que se adentran en la aventura van muy bien equipados: Motos BMW, KTM, Yamaha, etc. con todo el equipamiento necesario y todos, en su mayoría, equipados con ropa BMW, Rukka, Dainese, Alpinestar, etc. Y frente a todos ellos estamos  nosotros, que prácticamente desde la primera etapa, hemos tenido que sobrevivir a las condiciones meteorológicas más adversas con ropa de moto carente de forros térmicos e impermeables. Supongo que esas incomodidades de por si ya añaden algo más de mérito a una aventura como la que estamos realizando. Una aventura destinada a descubrir, la geografía, cultura, y curiosidades de los países que forman nuestro continente.

Nuestros amigos españoles van a hospedarse en Honnigsvag, la última población hasta Nordkapp. Allí piensan salir y pasar un buen rato en el Ice Bar de la población, regentado por unos compatriotas. Nosotros, en cambio, nos desplazaremos hasta el Camping Nordkapp último asentamiento humano, desde el que, tras alojarnos pretendemos conquistar el punto más al Norte de Europa: Nordkapp. 

De todas formas, y ya que ambas localizaciones pillan de camino, nada impide que iniciemos nuestra marcha en grupo. Una experiencia nueva nos aguarda, hasta aquí siempre habíamos viajado en solitario, pero desde esta remota gasolinera en tierra de nadie, iniciamos nuestro último arreón para llegar al punto más al norte de tierras vikingas. En un grupo de cuatro motos en el que la mía va a la zaga por su escasa potencia, mi novia se acuerda de que quizá este viaje hubiera sido mejor hacerlo en una moto más potente y de más empaque. Coincido con ella en temas de comodidad o capacidad de carga, pero en lo demás tengo plena confianza de que mi viejo Falco Stradale (Yamaha XJ Diversion) será capaz de cumplir la misión que le estoy encomendando. La lluvia, que hasta estos momentos, nos había dado cierta tregua coincidiendo con nuestra parada, ahora empieza a recrudecerse, acompañada como no, por el viento implacable, que nos lleva castigando, prácticamente sin descanso desde que comenzamos nuestro segundo periplo por Noruega. 

Continuamos bordeando el fiordo Porsanger pero si no lo viera por las indicaciones de tráfico, me daría la impresión de estar en mar abierto.



A excepción de algún pueblo costero, por estos lares, no hay nada más que paredes de pizarra negra que nos flanquean por nuestra izquierda, mientras la lluvia es tan intensa que ya no se drena por la carretera, convirtiéndola, literalmente en una piscina, donde el viento juega a tirarnos de nuestras monturas. A la vez que nos tortura, se entretiene formando pequeños remolinos de agua que sacuden con fuerza nuestras motos, estremeciéndolas como si de hojas se tratara. Para mi consuelo, puedo apreciar que el tamaño no importa a la hora de enfrentarse con una moto a las fuerzas de la naturaleza, todas las motos del grupo, a pesar de su tamaño y peso superior a nuestra moto, están rebajando su marcha para ganar estabilidad y afrontar mejor el viaje hasta Honnigsvag. Cosa que se convierte en harto difícil cuando hay que luchar por no caerse, por causa de viento y lluvia, y a la vez trazar bien las estrechas curvas que nos dibuja el camino. 

A una velocidad no superior a 50 km/h, poco a poco van sumándose a nuestro grupo más y más motos formando un gran convoy. Por desgracia, no hay tiempo para disfrutar de este espectáculo motero, toda mi concentración debe centrarse en mantener la moto estable en medio de este diluvio universal huracanado que estamos sufriendo. De pronto, sin saber como, quizá por que los demás han aminorado la marcha, o por mi relativa experiencia en entornos hóstiles adquirida en Dinamarca, me encuentro liderando el convoy de moteros. Está claro que no era esta mi intención, pero poco a poco, sin ni siquiera pretenderlo he ido adelantando puestos hasta la cabeza. Puesto de gran responsabilidad el mío, e incomodo dadas las circunstancias, ya que ahora todos mis movimientos serán imitados por el resto del grupo, seré yo por tanto el primero en dar aviso a los demás de cualquier anomalía en la carretera, pero nadie me avisará de las sorpresas que me reserve el camino.

Dado que el viento me golpea a rachas por ambos lados y empiezan a sucederse las curvas cerradas, decido desistir de ser el líder y dejo que otros me adelanten y asuman el control del gran grupo formado. Menos mal que lo he hecho, ya que mis brazos están empezando a resentirse del esfuerzo por mantener la moto erguida ante los elementos y encima tener que controlar esa extraña vibración que tiene el manillar de la moto desde nuestro incidente en Alta. Continuo casi en el vagón de cola del grupo por la E-69, ya a estas alturas nuestros amigos españoles nos han dejado atrás, pero aunque me gustaría acompañarles, creo que lo más sensato es sobrellevar este temporal de la mejor manera posible a nuestro ritmo. 




La única manera de tener algo de respiro en nuestra sufrida travesía es cruzando los túneles que sirven para salvar las orillas en los numerosos recodos que forma el fiordo. En el último de ellos, pasamos a la isla de Mageroya, 4 kms por un túnel tortuoso y totalmente a oscuras. Una autentica travesía por el averno que mi moto, con su iluminación, no es capaz de despegar haciendo que esos escasos kms se conviertan en eternos. Al salir, el viento nos golpea con tanta fuerza que casi nos tira de la moto, hemos quedado totalmente descolgados del grupo y la soledad nos vuelve a asaltar en mitad de este gélido infierno eólico. La carretera sigue tan empapada que la moto parece que estar atravesando un río. Pero las incesantes malas condiciones meteorológicos me impiden fijarme en más detalles de este desolado paisaje. Mi novia se agarra tan fuerte a mi que casi me deja sin respiración. La noto más asustada que de costumbre y es que, sin duda, lo esta pasando peor que en Dinamarca. Allí no había que ser muy experto para seguir adelante, tan solo mantener la moto recta y seguir hacia delante, aquí, sin embargo, hay que luchar para no caerse, mientras se intentar negociar las curvas lo mejor posible. En mi mente, extrañamente, resuena las canciones de Rocky, supongo que intento sacar fuerzas de flaqueza para animar a mi novia en estos duros momentos.

- ¡¡Vamos M Carmen, nos queda poco, para llegar, podemos conseguirlo!!

Con esas canciones en mi mente, continuó firme en mi propósito de llegar a Nordkapp, mientras bordeamos la costa de Mageroya en pleno mar de Barents, bajo un infierno marino de olas, lluvia y viento. A los pocos kms damos con un túnel escasamente iluminado, nos sumergimos en la oscuridad como en las tinieblas de la muerte. Sin iluminación y con la escasa de mi moto sigo adelante hasta que veo un ligero resplandor en el horizonte, es la salida de las entrañas de la tierra. No me siento cómodo entre tanta oscuridad y "volvemos a nacer" entre lluvias y vientos implacables de nuevo, tras el respiro de 5 kms del Túnel de Honningsvag.

Llegamos a Honningsvag, última población y bastión hasta Nordkapp, por desgracia, sin rastro de nuestros amigos. Como ya llevamos cerca de 100 kms de travesía decido ir a repostar a la gasolinera que hay en la entrada del pueblo. Sin embargo, desisto, tras ver el precio más alto en la gasolina desde que salimos de España, nada más y nada menos que 2,35 €/litro, casi tan cara como la leche en este país. 



Después del intento fallido de repostaje, nos adentramos en la ciudad para saber como llegar al Camping Nordkapp, que es como se llama nuestro lugar de descanso. Un dependiente de un comercio de souvenirs es quien nos ayuda a encontrar nuestro rumbo, no parece muy complicado, tan sólo hay que salir de Honningsvag siguiendo las indicaciones hasta Nordkapp. Antes de llegar al Cabo Norte, nos encontraremos con el camping al margen derecho de la carretera. A la salida de la tienda me percato de que sin pretenderlo, también paramos cerca del famoso ice bar español que hay aquí, pero desistimos de tomar nada dado que se encuentra cerrado, quizá sea demasiado temprano. Son aproximadamente las 18:00, y sin otra cosa más que hacer bajo la implacable lluvia salimos de Honningsvag, abriéndonos paso entre una pequeña familia de renos y ponemos rumbo al Camping Nordkapp.

A eso de las 18:20, tras 25 kms de averno revirado y lluvioso, llegamos por fin al camping, situado en la aldea de Skarsvag. Los escasos kms que separan nuestro camping de Honningsvag se han hecho eternos, teniendo que circular o mejor dicho navegar, entre un río de incesantes olas y remolinos. Y es que el tiempo no ha cesado en su azote sobre nosotros, menos mal que ya hemos llegado a nuestro destino y un profundo suspiro sirve como preludio a nuestra entrada. Mientras M Carmen, se calienta y entretiene viendo algunos souvenirs de la recepción, yo me dispongo a hacer el check-in. 

- Lo siento, señor, su reserva ha sido cancelada - En ese instante un sudor frío recorre mi espalda, dejándome sin palabras.
- ¿Porque? - le pregunto estupefacto.
- La tarjeta dada en su reserva no ha sido aceptada, le he mandado un correo a las 16:00 para advertirle, como no me ha respondido, pues he procedido a cancelar la reserva a las 18:00 - me responde con cierta indiferencia y despreocupación.
- Bueno, vamos a ver, ¿como quiere que le responda si a esa hora viajaba en moto con mi novia?, era imposible responderle. Compréndalo, estamos viajando en moto, y venimos desde Kautokeino.
- Lo siento mucho señor - sentencia ella siendo poco empatica. 
- ¿Me está diciendo que por 30 minutos nos va a dejar fuera a mi novia y a mi con lo que está lloviendo? - le pregunto incrédulo ante el hecho de que no tenemos donde dormir, en el momento más necesario, teniendo en cuenta lo sufrido.

En ese instante, la recepcionista y yo nos miramos con una mirada mutua que distaba mucho de ser romántica, bajo un silencio sepulcral. Ella estaba bastante indiferente y yo con un cabreo difícilmente disimulado. Mi novia se da cuenta de la situación y aunque no entendió la conversación anterior me dice:

- Rafa, ¿Que ha pasado?¿Algún problema?
- Pues que nos han cancelado la reserva, y me avisan hoy. La hice con casi tres meses de antelación y me avisa de que la tarjeta no es válida hoy, ¡¡¡manda narices!!!
- ¿Y eso? - pregunta retóricamente mientras se calienta más y más, y no precisamente del calor de la estufa - Dile a esa que como no nos de una habitación salto por encima del mostrador y se la cojo a ostias. Vamos que me quedo a dormir en recepción si hace falta, yo afuera no vuelvo a salir en busca de otro hotel, díselo.

Unos turistas madrileños observan asombrados la dantesca escena, intentan mediar con recepción sobre nuestro problema, sin duda impactados también por las condiciones en las que hemos llegado a este camping en el fin del mundo. Cuando daba ya por pérdida nuestras opciones otra compañera de la implacable recepcionista se aproxima y me dice:

Mire, tranquilicese, tenemos la reserva cancelada, y no podemos hacer nada respecto a eso. Pero si lo desea le hemos conseguimos por 30 KR más una habitación en el Hotel Scandic Nordkapp que está a escasos 500 metros de aquí, tiene el desayuno incluído. - me dice en tono tranquilo y sosegado.

La tensión se ha calmado, suspiro aliviado a ver que tenemos reserva y podremos, por fin, descansar. Tan sólo deberemos salir del camping y continuar hasta la siguiente salida de la E-69, apenas 1 km. Para informar, aunque también creo que para congraciarse con nosotros, la amable chica nos da unos partes meteorológicos de Nordkapp, del día de hoy y de mañana, con información precisa, sobre temperatura, presión barométrica, fuerza del viento, y probabilidad de lluvia. Me fijo en un dato curioso del documento que nos han facilitado: Hemos viajado por la región de Finnmark con vientos cercanos a los 60 km/h, 10 más que en Dinamarca. Increíble, por tanto, que hayamos llegado hasta aquí, bajo estas condiciones. Según el parte meteorológico, se desaconseja viajar hasta el Cabo Norte hasta mañana, donde, entre las 10:00 y 11:00 de la mañana tendremos una "ventana" de buen tiempo.

Con toda la información en la mano, y aliviados por la buena resolución de todo, cogemos nuestra moto y nos dirigimos a nuestro hotel. Bien es cierto que pagamos más, de hecho perdemos lo ahorrado en Skaulo, pero sinceramente, me da igual con tal de poder descansar tras una jornada de más de 9 horas seguidas  sobre la moto bajo un verdadero temporal entre curvas. 

Cuando llegamos al Hotel, coincidimos con una pareja algo peculiar a bordo de una Yamaha Super Teneré. Ella bajita, con rasgos orientales, morenita de piel y con el pelo negro azabache, él alto, rubio, con ojos azules y con rasgos caucásicos. Vamos, como la noche y el día, el se encuentra descargando su moto y ella está esperándole bien resguardada bajo un soportal del hotel. Nosotros, que ya tenemos práctica, descargamos nuestra moto en un santiamén. Se notan las ganas de llegar a la habitación. Tantas, que respondemos no con demasiado entusiasmo al saludo de la mujer, estamos tan cansados que no tenemos ganas de hablar con nadie. Yo sin embargo, le devuelvo la sonrisa, ella motera con su mirada me da a entender que comprende nuestra situación, seguro que después habrá tiempo para charlar y conocerse mejor. Una vez en la habitación con todo nuestro equipaje, M Carmen, como siempre poner toda nuestra ropa a secar, mientras yo realizo una videocrónica de lo que ha sido una de las jornadas más surrealistas que hayamos tenido en esta aventura.

Tras calentarnos, ducharnos, ponernos cómodos, y dejar pasar algo de tiempo para descansar, como el WIFI de nuestra habitación es un asco (Por unos 100€ que ha costado al cambio ya podría ser mejor) salimos al hall principal, el cual está precedido de una enorme chimenea. M Carmen no deja pasar la oportunidad de calentarse las manos, no es para menos, esta etapa ha sido la más dura, por ahora, de nuestra aventura. Con una lluvia implacable, vientos de 60 km/h y una temperatura ambiente de 8º es muy probable que rodando con nuestra moto hayamos estado por debajo de 0º. Como el hall esta lleno, curiosamente, de turistas chinos, nos servimos un café caliente para cada uno y decidimos ir a la planta superior del complejo para tomarlo con la tranquilidad del viajero. Cuando estamos comentando las innumerables vicisitudes de una jornada intensa de emociones volvemos a coincidir con las personas que nos encontramos al entrar al hotel. Ambos se presentan con una sonrisa en la cara. Por supuesto, ya en un marco más relajado ambas parejas nos ponemos a hablar. 
Esta simpática pareja se llaman: Timo (Él) y Jaa (Ella), son un matrimonio de Finlandia que están realizando un tour por Escandinavia, han subido por Finlandia, después bajaran por Noruega y atravesaran Suecia para llegar a Helsinki, de donde son naturales. No dejo pasar la ocasión de contarles nuestra aventura, un verdadero reto en moto con el que se muestran muy entusiasmados. Mientras yo hablo con Timo de las dificultades que ambos hemos sufrido para llegar hasta aquí, M Carmen intenta comunicarse con Jaa, sin éxito. Intento ayudarla, pero resulta difícil llevar dos conversaciones a la vez, una para hablar y otra para traducir. Sin embargo, mi novia lejos de avergonzarse, le echa valor e intenta comunicarse con la chica como puede, y la verdad es que debo decir que no le sale del todo mal. Por lo poco que ha podido averiguar a parte de su nombre, es que es de Tailandia. La conversación entre ambas se da a trompicones, pero con una alta complicidad y risas entre ellas, observo a mi novia algo nerviosa, pero encantada y eso que no la entiende. Pero no es para menos, conectar con esta mujer es fácil, siempre se muestra muy positiva y risueña.

- ¿Como os llamáis? - pregunta - Rafa y M Carmen - le respondo
- ¿De donde sois? - Pregunta Jaa, con curiosidad.
- De España, yo de Córdoba, y ella de Extremadura.
- ¿Extremadura?
- Si, al lado de Andalucía y Portugal
- Andalucía, que buen verano pasamos allí, ¿verdad Timo?, en Sevilla - le dice a su marido, el cual la mira con una expresión como queriendo dar a entender que: "Yo no me lo pasé bien"
Nosotros venimos de allí
- ¡¡¡Sevilla y ole!!! - Grita ella con marcado acento extranjero, un poco mal pronunciado pero que provoca nuestra sonrisa cómplice.
- Rafa, que bien me ha caído esta mujer, no se porque, no la entiendo para nada, pero es tan simpática, díselo - me pide con insistencia mientras la abraza. Parece que en un momento se han hecho amigas. 

Al decirle estas palabras, ella agradece con la típica amabilidad oriental. Dicha complicidad entre ellas alegra a nuestro amigo Timo, que también hace lo propio conmigo. Aunque en mi caso, el contraste es tan alto como su altura. Él mide más de 1,90 metros frente a mi 1,74, pero eso no es óbice para pasar un rato agradable entre moteros. Continuamos con la animada conversación.

- ¿Bueno, vais a subir al Cabo Norte? - les pregunto.
- Nosotros hemos subido esta mañana, un tiempo de perros, sin duda, pero muy bonito el llegar allí - me contesta Timo. A continuación, me da algunos consejos para el destino que estamos a punto de conquistar - Una cosa, que sepas que tienes dos tipos de entrada, una con cine y otra sin cine, escoge la de sin cine, es más barata, no te pierdes nada. Eso si, la entrada es válida por dos días, y puedes entras cuantas veces quieras, yo creo que lo hacen para que hagas aquí al menos dos noches. 
- Yo quería subir hoy a Nordkapp aprovechando que será de día durante toda la noche, ya que mañana nos vamos rumbo a Finlandia - le digo a nuestro amigo finés
- Nosotros también nos iremos rumbo a Hammerfest (Noruega). Yo te recomendaría que esperaras a mañana, hoy subir esos 30 kms aproximadamente hasta Nordkapp están impracticables, y el tiempo parece que no va a mejorar durante la madrugada. - Me recomienda Timo, mientras mi novia intenta averiguar que le he dicho. Al decírselo, teniendo en cuenta lo sufrido, se niega en rotundo a acompañarme, y más con imágenes como las que vemos a través de las ventanas, en las que el fuerte viento levanta de los charcos remolinos de agua de 3 metros de altura.


 -Tu estas fatal Rafa, conmigo no cuentes, una cosa es la aventura y otra matarse, para eso siempre hay tiempo - dice la voz de la sensatez, debo reconocer. En ese instante, M Carmen, con gestos le dice a Jaa lo que intento llevar a cabo. Las dos se ponen a reírse y juntas me hace la indicación de que mi  temeridad es digna de la cabra más loca.
-¡¡Españoles, estáis locos!! - dice Jaa entre risas, a mi novia, le resulta imposible contenerse y también la acompaña. Me alegra saber ha hecho migas con alguien durante el viaje, parece que está siguiendo mi consejo, relajándose y disfrutando del viaje y de las gentes que conozcamos.

Con el buen sabor de boca que nos ha dejado el conocer a Timo y Jaa y la firme promesa de encontrarnos al día siguiente, la extraña y simpática pareja se retira a descansar y nosotros siendo ya cerca de las 23:30 deberíamos hacer lo propio. Pero me resisto a ello mientras miro por la ventana del hall del hotel, en mi mente se albergan sentimientos de decepción, la misma, pienso yo que debería sentir un escalador que se ha quedado a punto de hacer cima y que sin embargo, ha debido posponer su gesta por las indómitas fuerzas de la naturaleza. En ese instante, aparece otra persona recién llegada al Hotel a bordo de una Honda Crossrunner, pero M Carmen corta mis tendencias de curiosear por completo, supongo que ya coincidiremos con él en el desayuno. Ha llegado la hora de descansar y de retirarse, mañana nos espera un día muy duro.

Ya en la habitación hacemos balance de lo que esta aventura está suponiendo para ambos: Si hay algo que nos esta demostrando el viaje, a cada día que transcurre, es que da igual que te tires un año entero repasando la ruta, entrenándote físicamente, mirando el estado de carreteras, hoteles, ferrys, gasolineras, etc, al final siempre suceden cosas que ponen a prueba tu ingenio, tu capacidad para afrontar el problema y tu fortaleza mental para seguir adelante. A mi novia y a mi, esta aventura, nos ha enseñado donde están nuestros límites físicos y mentales, los cuales hemos tenido que aprender juntos a superar. Sobretodo yo, he tenido que aprender la delgada frontera entre la cordura y la temeridad, y esta noche subir al fin del mundo, se torna en una misión completamente suicida. Por desgracia, la conquista de Nordkapp, el punto más al Norte de Europa continental, deberá esperar.  

lunes, 3 de noviembre de 2014

CAPÍTULO 17: SUEÑOS DE UNA NOCHE BLANCA DE VERANO

ETAPA 17: SKAULO-KAUTOKEINO


Distancia total ruta:  304 kms


Tiempo total:   5 horas

Ciudades visitadas:   3  

Paradas:  3

Consumo medio:  5,17 l/100


Tras el pequeño susto de ayer, al salir indemnes de nuestra tercera caída, la segunda en marcha, nos despertamos con la moral alta y capaces de todo. Es lo que tienen las crisis, que te hunden o te ensalzan, a nosotros nos ha pasado lo segundo. Hemos aprendido a fuego una gran lección de este viaje: Mirar siempre el lado positivo de las cosas. Si ayer, llegar hasta Skaulo, por sorpresa, fue una pesadilla, hoy nos despertamos 46 kms más cerca del destino de nuestra próxima etapa: Kautokeino en Noruega. Pasaremos de Suecia a Noruega, previo paso por un tramo de 100 kms pertenecientes a Finlandia. Tres países en un día, al igual que en la novena etapa de Euro-Diversion 2013 donde pasamos por Alemania, Dinamarca y Noruega. Abandonaremos Suecia, y eso me pone algo triste, un país mágico donde, sin lugar a dudas, hemos tenido las sensaciones más puras en moto. Volvemos a nuestra añorada Noruega, pero esta vez será diferente, ya hemos dejado atrás la Noruega de los fiordos para adentrarnos en la región Finnmark (Tierra del Fin del Mundo). La laponia noruega nos espera, y en medio de ellos nos encontraremos con la otra parte de laponia, la de Finlandia, todo un misterio. 

Después del desayuno y tras realizar tareas de limpieza en la cadena del Falco Stradale, toca despedirse de nuestro amable anfitrión. El cual para despedirse nos aconseja que tengamos cuidado con los mosquitos. No es nada nuevo, lo que asegura el anciano, por alguna extraña razón que escapa a mi comprensión aqui, a pesar del frío, los mosquitos proliferan, son mortalmente pesados. Ya me había advertido de estos molestos acompañantes, pero sinceramente creí que era producto de la exageración de los turistas, una vez más me equivocaba. Nos ponemos en marcha con decisión hacia el norte de Europa una vez más por la E-10, aunque no es por mucho tiempo, a la altura de Svappavaara deberemos cambiar de nuevo a la E-45, carretera que no tendremos que dejar hasta nuestro paso a Finlandia. 


Suecia se va despidiendo como nos recibió con profusos bosques verdes de interminables copas que ciegan hasta el sol, interminables carreteras de asfalto semiperfecto, que se funde en la lejanía con el cielo más azul que hemos visto desde que pisamos tierras nórdicas. No sabría describir muy bien lo que es, pero estas tierras tienen algo mágico, algo especial, algo que te hace sentir diferente y eso en la moto se hace más palpable. Incluso para mi novia, la que, a pesar de ser mi acompañante, se siente también extraña y maravillada por lo que llevamos descubierto hasta ahora. Su silencio por el intercomunicador atestigua su fascinación por estas tierra. 



Volviendo de nuevo a la tierra, no hay despreciar el peligro que suponen los renos que se apostan en el borde de la carretera. De momento, al menos, no tenemos ninguna sorpresa. También, como en el cruce a otros países, hay que estar atento al paso de frontera. La eliminación de las mismas por la UE hace casi 20 años hace que pasar de un país a otro se haya transformado en un mero trámite que puede pasar tan inadvertido como el paso del Círculo Polar Ártico en Jokkmokk. La ausencia de burocracia y de sello en el pasaporte. Pero también de ese romanticismo propio del viajero, impaciente por descubrir las nuevas cosas que le esperan al cruzar la línea. 


Después de 31 kms dejamos atrás Svappavaara, y sin apenas pisarla cogemos la E-45, rumbo a Finlandia. Los últimos kms de Suecia discurren con la tranquilidad más absoluta, como en el resto de nuestro recorrido nos escoltan los altísimos arboles, todos ellos compitiendo por tapar el sol que nos guía hacia el norte. Nuevamente, sentimos la soledad de la carretera, la bella soledad que te pone en comunión por partida doble. Con mi moto y con mi pareja, solos los tres en la inmensidad de la Laponia, aquí en Suecia me siento casi, casi como si estuviera en otro planeta. Sin embargo otros peligros a parte de los renos nos acechan y esta vez no son ellos, sino, las innumerables obras de mantenimiento de la carretera que estamos encontrando durante el trayecto que no avisan de su presencia hasta que las tenemos encima, tal y como nos advirtió nuestro agradable anfitrión de Skaulo. Tanto es así, que a la altura de Vittangi, el asfalto nos cambió de pronto a tierra, sin previo aviso, haciendo que se desestabilizara nuestra moto y casi provocando nuestra caída. Afortunadamente, pude hacerme con ella sin problemas, aunque no sin el sobresalto de M Carmen. Deberé estar, a partir de ahora, más atento.



Pasado el susto, a los márgenes de la carretera surgen más renos que parecen acudir a nuestro encuentro para despedirse. A pesar de que provoquen el malhumor de los locales a mi, particularmente, me parecen encantadores y una curiosa anécdota que contar a nuestros familiares.



-Rafa, ¿A que no sabes lo que me ha dicho mi sobrino Samuel sobre los renos?
-No,¿el que? 
-Que esos no pueden ser los renos de Santa Claus, que los renos de Santa Claus no se les cae el pelo como a estos. Yo le he dicho que los verdaderos renos de Santa Claus están en su aldea. - La inocencia de mi sobrino Samuel, provoca en mi una sonrisa cómplice con mi novia.
-Dile a Samuel, que dentro de 4 días visitaremos la aldea de Santa Claus y le enseñaremos los renos auténticos.


Entre esta y otras conversaciones no muy trascendentales van pasando los kms poco a poco, como deshojando las páginas de un calendario, sin embargo, a pesar de que avanzamos bien y a buen ritmo, empieza a surgir en mi un sentimiento de impaciencia. ¿Habremos pasado de Suecia a Finlandia y no nos habremos dado cuenta? Nuevamente, el síndrome de Jokkmokk hace acto de presencia. Y es que otra de las cosas a las que el GPS ayuda es a saber en todo momento donde estas y cuanto te queda para llegar. Sin él, estamos a expensas de nuestro precarios mapas y a la escasa señalización que hay por estas tierras del norte. 

Instantes después empieza a chispear, y nosotros por precaución, nos ponemos los trajes de agua. Sabia decisión, porque al poco tiempo, empieza a llover a raudales. Decidimos hacer una parada técnica en una gasolinera, sin otro ánimo que el de tomar un café caliente para cargar las pilas, repostar el Falco Stradale e inflar los neumáticos de la moto.



Mientras nos lo tomamos, vuelvo a indagar en busca de algún aceite para hacer el cambio a nuestra moto (al llegar a los 8000 kms), sin fortuna. Al acercarme a pagar, y quizá conmovida por mi cara de cansancio, la dependienta me regala un mapa de carreteras de Suecia, Noruega, y Finlandia, bastante detallado. ¿Donde estaba este mapa cuando lo necesitaba en Hegra? me pensé para mis adentros sobre el mapa. Insisto en pagar, (el mapa cuesta unos dos euros) aunque ella lo declina, me dice que si quiero ir al norte tan solo debo seguir esta carretera hasta llegar a Karesuando, la última población sueca antes de pasar a Finlandia, cuya "frontera" está marcada por un puente. Dado el consejo, la dependiente me desea buen viaje y se despide con una sonrisa. No deja nunca de sorprenderme la voluntad de ayudar de los escandinavos en general. Instantes después de salir de la gasolinera, y a pocos kms de la frontera sueco-finesa vuelvo a mirar mi odometro y me llevo otra alegría.

-¡¡¡M Carmen, ya llevamos 6000 kms de aventura!!!
-¡¡¡¡¡¡Bien!!!!!! seguimos hacia Nordkapp

Como si de un cumpleaños se tratara, ella responde con alegría y energía, dando un grito que se pierde en la lejanía de mi oído. Ciertamente, esta contenta, poco a poco va viendo posible (si quedaba algún atisbo de duda) que la consecución de esta aventura es posible. Yo también me siento más capaz y seguro de nuestras posibilidades como equipo. Hemos tenido algún que otro contratiempo, quizá al peleilla, pero lo importante es que seguimos adelante con nuestra loca aventura. Bendita locura esta, pensarán muchos, la de dar la vuelta a Europa en moto en 40 días. Con una moto alejada enormemente del perfil de motos que se ven por aquí. Todas motos de alta cilindrada y de alto standing, con las que quizá este viaje podría ser más cómodo, pues en fin, aquí estamos M Carmen y yo en casi el fin del mundo, demostrando que con una moto humilde, coraje y algo de suerte se puede vivir una gran aventura formando con tu pareja un equipo.

Mientras mis pensamientos se pierde en lo conseguido hasta ahora, esta claro que en Escandinavia o llueve un diluvio o nada, no hay termino medio. Al menos el viento respeta nuestra marcha, al contrario que en Dinamarca y creo que por primera vez en este viaje lo tenemos de cola. Quizá por eso nuestros siguientes kms se hacen más cortos. En ello también influye el hecho de que no hay muchos asentamientos humanos por estas latitudes, espero no tener que necesitar la ayuda de nadie. Porque si algo no ha cambiado en esta etapa ni en la anterior, es la sensación de soledad más absoluta. De forma extraña, poco a poco, la naturaleza va cambiando sutilmente a nuestro lado. El paisaje se va apagando y pareciendo más yermo. Es como una transición de un país a otro, de modo que los frondosos bosques del principio de Suecia, dan paso a una vegetación menos. De pronto es como si el horizonte se abriera, aunque por desgracia, eso nos esta marcando el final de este país tan maravilloso. Sólo han sido dos días en Suecia, pero ha dejado en nosotros una impronta indeleble en nuestros corazones. Un país maravilloso donde creo que he tenido las sensaciones más puras sobre dos ruedas. Es algo difícil de explicar, pero que cualquier motero de pro sabrá comprender. Sin duda, si te has perdido en la vida, aquí en la Laponia sueca es muy posible que te encuentres.





Llegamos a Karesuando, último pueblo de Suecia, un pequeño pueblo de 300 habitantes, situado en la frontera con Finlandia, tan sólo a 2 kms de ella. El pueblo es tan pequeño que casi nos lo pasamos de largo y pasamos a Finlandia sin dilación. Paramos justo en el comienzo del puente que delimita ambos países y M Carmen realiza esta foto. Ya "sólo" nos faltan 434 kms para llegar a Nordkapp, nuestro objetivo esta cerca. 


Damos la media vuelta para repostar nuestra moto antes de pasar a Finlandia, que será más caro y de paso tomar un chocolate caliente. Nada más estacionar en la gasolinera nos arrepentimos de hacerlo, los mosquitos nos atacan sin piedad, haciendo que la más rutinaria tarea, como sostener el boquerel, se convierta en un infierno. Junto con M Carmen me refugio de ellos en la gasolinera, y nada más entrar me doy cuenta de que no es una estación de servicio al uso. Allá donde miro, solo veo cabezas de osos y renos disecadas, multitud de escopetas, munición, utensilios de pesca, accesorios y ropa de caza, en fin, todo un compendio de cosas que hacen a la gasolinera parecer más un supermercado de la caza que otra cosa. Encima como el local está a tope, da la sensación de que es el fin del mundo y que le gente se está aprovisionando para protegerse. Además, todos parecen hablar un extraño idioma que parece ruso, pero parece que no lo es, me suena algo robotico, la verdad.

-M Carmen, están hablando en finlandés
-Es verdad, no se le entiende nada
-Borut, me dijo una vez que el finlandés y el estonio, parecen lengua extraterrestre, ya que no derivan ni tienen similitud con ninguna lengua del entorno. Algo muy curioso, es uno de los idiomas más raros del mundo

Una locura de lugar, a la que nosotros parecemos ajenos por completo. Estamos demasiado atareados debatiendo sobre que rumbo tomar en Finlandia, país que tenemos a tan sólo 2000 metros de distancia. Suecia, no es que haya sido un prodigio de señalización vial, y vuelven a surgir, por tanto, los miedos a perderse en la inmensidad de los bosques fineses. También hay tiempo para comentar lo molesto de estos mosquitos, la autentica Fuerza Aérea de Noruega, no consigo comprender como pueden proliferar tanto con estas temperaturas, es increíble.


Tras el parón, nos acercamos a la iglesia de Karesuando en la ribera del río que separa Suecia de Finlandia, para hacerle alguna fotografía. Nos ha llamado la atención su forma, en pico, la arquitectura nórdica nos resulta ciertamente peculiar. Mientras mi novia hace alguna foto, me paro a reflexionar, no se explicar muy como pero parece como si de alguna forma estuviera intentando retrasar la entrada en Finlandia. Afortunadamente, los mosquitos nos invitan a que nos montemos en la moto y nos vayamos de sus dominios.

Volvemos al principio del puente y del cartel. Un profundo sentimiento me invade: Lo que antes teníamos a más de 6000 kms ahora lo tenemos a poco más de 400. Cada vez veo más posible conseguir nuestra gesta, y eso, me llena de alegría. Está es la penúltima frontera que cruzaremos hasta llegar al ecuador de nuestra aventura y el octavo país que visitaremos. Al igual que Noruega lo haremos en dos fases, esta transitoria, y luego otra más en serio de tres días en el país de los mil lagos. Veremos si su fama le precede. 

Un profundo suspiro sirve de preludio a mi avance por el puente, bastante titubeante la verdad. 



Poco a poco avanzo hasta el cartel de Finlandia con la estrellas de la UE, me paro y me hago algunas instantáneas con mi novia para simbolizar nuestra entrada de nuevo en la zona Euro, después de algo más de una semana (desde Dinamarca nos hemos manejado con coronas). En el cartel descubro una curiosidad, debajo de las estrellas y del nombre Finland, pone: Suomi, ¿Qué significará? Pues bien resulta que aunque su origen es desconocido, la teoría más extendida es que proviene de la proto-palabra "Zeme", que significa "tierra". Además su ortografía es muy parecida al término Saami, que se utiliza para designar al pueblo lapón. Así pues, a los lugareños de este país se les puede denominar entonces de tres maneras: finlandés, finés, o suomi. Acabamos de pisar Finlandia y ya hemos aprendido algo, por si fuera poco, a escasos metros del puente nos sorprende un cartel con el nombre del pueblo: Karesuvaanto. Muy parecido Karesuando en Suecia, ¿Será esta la versión nórdica de Villa Arriba y Villa Abajo? 



Con la única referencia previa del trayecto, en la ciudad finlandesa de Enontekio, emprendemos la marcha con la esperanza de encontrar algún cartel que nos indique el camino a través de Finlandia. Sin embargo, no tenemos suerte, salimos de Karesuvaanto, sin rastro de esa ciudad y siguiendo recto, acabamos en una zona de descanso en medio de un cruce. A M Carmen le entran ganas de ir al servicio, cuando vuelva preguntaré al dependiente como llegar a Enontekio, y si sabe el camino hasta Kautokeino. 


Por fortuna, no me hace falta pasar, al regreso de M Carmen, ambos observamos un grupo motero finlandés de Harley Davidson a cada cual más espectacular. Me acerco a estos hombres, con algo de respeto, ya que entre los tatuajes, pinchos, el cuero, los bigotes, e imponente presencia, tira un poco hacia atrás. No parecen muy amigables, al menos desde mi posición, parecen que están enfadados por algo. Les pido ayuda sobre como llegar a Enontekio y luego atravesar el país para llegar a Kautokeino. Entre ellos se ponen a hablar en finlandés, de forma airada, no entiendo que pasa. Uno de ellos, el más grande, se acerca a mi y me dice de forma amigable, que si quiero llegar a Enontekio debo coger la E-8, a la izquierda del cruce que tenemos enfrente y seguir recto. Una vez en la ciudad, sin entrar en ella hay una glorieta, allí debo coger la salida hacia la E-93. Esa carretera nos llevará hasta la frontera con Noruega y, siguiendola, hasta Kautokeino. Agradeciendo el gesto, nos despedimos de ellos con una sonrisa. Después de todo, aunque parezcan siempre enfadados cuando hablan, y su idioma no se entienda, poseen la misma disposición a ayudar a los demás, de la que hacen gala suecos y noruegos.


Nos adentramos en la inhóspita Finlandia, los frondosos bosques suecos y los fiordos noruegos han quedado atrás, dejando paso a una tierra yerma con escasa vegetación y mucha roca salpicando los márgenes de la carretera. Aunque seguimos en un entorno natural digno de visitar, digamos que ha perdido un poco de alegría. Al menos, como nota positiva, puedo decir, que se ha abierto el horizonte ante nosotros, eliminando la dulce claustrofobia de los bosques de Suecia. Sin embargo, nos hace más vulnerable al viento, el cual empieza a golpearnos con fuerza. Reduzco velocidad para hacer más liviana la travesía, intento con ello podemos apreciar los numerosos lagos, de pequeño tamaño, que comienzan a aparecer a nuestro lado, como el lago Lintu. Se suceden a modo de pecas sobre la tierra, o como migitas de pan que nos guían a través de país. Durante los primeros kms por terrenos fines seguimos coqueteando con la frontera con Suecia. Al igual que allí, aquí nos acompañan también renos en nuestra travesía. Aunque se muestran algo tímidos a nuestro paso, huyendo incluso a la mínima que detecta que hago ademán por para la moto. 


Tras 40 kms lindando con Suecia, tomamos el desvío que nos conduce a Enontekio y ya si, nos adentramos en Finlandia de pleno. Según mis cálculos, habremos hecho la mitad del trayecto por tierras finlandesas de la etapa de hoy. Seguimos en dirección Este, pasando por los impresionantes lagos Sotka y Muotka, tan vastos como mares interiores, en los que vislumbrar la orilla se hace del todo imposible, por los arboles que nos tapan la visión. A pesar de ello, no son tan abundantes como en Suecia, pero rompen con la monotonía del paisaje que teníamos hasta ahora. Ambos lagos están comunicados con otro, el lago Ounas, situado enfrente del aeropuerto de Enontekio. Señal, sin duda, de que nos queda poco para llegar a Enontekio, población que alcanzamos casi sin darnos cuenta. Sin entrar en ella, tomamos, como nos dijo nuestro amigo de Harley, la salida de la glorieta que marca E-93. Según nuestro amigo, no deberemos abandonar dicha carretera hasta la frontera con Noruega.

-M Carmen, no se lo que pasa pero se me está haciendo esta etapa, cortísima. No deben de quedar de 150 kms para llegar a Kautokeino.
-Normal, se ayer nos hicimos casi 60 kms de más, hoy los tenemos de menos - me replica ella un poco contrariada por un comentario tan evidente

Es posible que haya pensado en voz alta que, esta todo discurriendo con tanta fluidez y facilidad, que me parece mentira que vayamos a llegar a nuestro destino sin ningún incidente. Desde que comenzamos esta aventura por Europa, todos los días nos ha pasado algo digno de mención, a veces malo, a veces bueno. Podría contar con los dedos de una mano las jornadas en las que no ha habido novedad en el frente, sin duda hoy sería una de esas veces. Eso, combinado, con tener una etapa 100 kms más corta que la media de los últimos días está haciendo que la jornada transcurra, al menos para mi, como un dulce paseo y se me esté haciendo más corta de lo normal. No obstante, creo que también nos merecemos días así, tras todo lo sufrido hasta ahora. 


El viento, parece no compartir la misma impresión que nosotros, dándonos de vez en cuando una sacudida, impidiendo así, que bajemos la guardia. M Carmen, esta atrás en una sorprendente calma tensa. Por ahora no han sido necesarios los servicios de mi navegante. Pero ella, siempre metódica, comprueba de vez en cuando nuestra posición con el GPS del móvil, para corroborar nuestro rumbo. Efectivamente, una vez superado Enontekio, tan sólo nos queda viajar hacia el norte atravesando los Parques Naturales de Tarvantovaaran y Pöyrisjärven, además de los lagos Lijanki, Matala, Mukka, y Palo. Observando los larguísimos nombres de las cosas en las señalizaciones en Finlandia, uno puede llegar a imaginar que el finés es un idioma harto complicado, ¿acaso alguien sabe como se pronuncia Tarvantovaaran o Pöyrisjärven? Son tan largos que uno se queda sin aire al pronunciarlos, y más teniendo en cuenta la costumbre española, y sobretodo andaluza, de acortarlo todo.  

A los 37 kms llegamos a la frontera con Noruega, nuevamente volvemos a nuestro "país favorito", abandonando la UE y la zona Euro. Inauguramos también nueva región del país: Finnmark, la tierra del Fin del Mundo. Noruega ha cambiado mucho desde nuestra última estancia hará dos días. Esa Noruega verde, de espectaculares fiordos y barrancos, libro abierto para la geología y paraíso para los amantes de la naturaleza, se ha convertido aquí en un terreno totalmente plano y despejado, que sigue siendo verde, al contrario que los tintes grises de Finlandia, pero más monótono, con menos densidad de arbórea, y bajo un cielo cada vez más gris que amenaza lluvia. Por lo tanto, atravesar nuestra novena frontera no supone ruptura alguna con Finlandia. Ya que, a parte de una vegetación menos abundante, también tenemos un terreno salpicado de pequeños lagos.

Una vez en Noruega, ya sólo nos restan 44 kms hasta Kautokeino, parece mentira lo rápido que ha transcurrido esta etapa. Siguiendo siempre la senda de la E-93, supongo que a partir de aquí, con límites de velocidad máximos de 90 km/h bajaremos el ritmo. A la entrada nos encontramos con el impresionante lago Geadge, al que le siguen otros que se alternan con pequeñas lomas de verde pino, al mismo le siguen otros muchos bañados por caudalosos ríos que fluyen a nuestro alrededor. Quizá las vistas no sean tan espectaculares como en los fiordos, pero también impresionan. Por un momento, nos da la impresión de ser un glóbulo rojo dentro del torrente sanguíneo, con sus innumerables arterias, venas y capilares alimentando esta baldía tierra. Al igual que en Suecia y Finlandia, en estas latitudes de Noruega la soledad más absoluta nos invade. Al menos aquí, hay algo más que ver que en los anteriores países, es cierto que quizá sea algo monótono para los amantes de los paisajes. No obstante estos momentos, que para cualquiera podrían ser de tedio, para mi constituyen una oportunidad magnífica para reflexionar y porque no para hablar con mi novia de los pormenores que llevamos en la aventura hasta ahora.

-Cielo, sólo nos quedan 40 kms hasta Kautokeino
-¡¡¡Sólo!!!, a este ritmo vamos a llegar a la hora de comer - exclama ella con gran asombro ante mi noticia
-Ya ves, hoy vamos a tener una etapa perfecta, ojalá todas fueran así.
-Ya te digo - sentencia.  

Es verdad lo que dice ella, en lo que llevamos de aventura o por una cosa u otra, siempre hemos tenido alguna cosa que ha retrasado la conclusión de nuestra etapa. Unas veces por perdernos, otras por que nos hemos resistido a irnos de una ciudad que nos ha encantado, otras por sencillamente inclemencias del tiempo que ha ralentizado nuestro ritmo, lo que está claro es que si no hay ningún imprevisto concluiremos nuestra etapa en Kautokeino para la hora de comer. 

Efectivamente, tras los últimos 40 kms de travesía bajo un sol radiante, con los mosquitos acechando en cada parada, y casi sin darnos cuenta, llegamos a Kautokeino, final de la etapa de hoy. Nuevamente volvemos a perdernos, pero esta vez por un despite mío. El camping estaba a la entrada de la ciudad y era fácilmente localizable, pero me lo pasé, por quedarme mirando a unos renos que estaban a los márgenes de la carretera con ganas de cruzar la carretera, y ellos no avisan. Hay que tener, cuidado, por tanto. Aprovecho la ocasión al menos, para adentrarme un poco en Kautokeino y echar un vistazo. Pero dicha vuelta de reconocimiento, queda truncada porque el Falco Stradale nos "pide" una parada para repostar. Afortunadamente, hay una cercana a la E-93 en la entrada del pueblo, muy próxima a un supermercado, donde seguro M Carmen hará algunas compras.

Mientras estoy repostando caigo en la cuenta de varios detalles en lo referente al de las gasolineras: Resulta que aquí en Noruega y Suecia, al menos de momento, no existen las monedas pequeñas. La más pequeña es la de 1 KR, sin embargo, al repostar los precios vienen marcados, como en España con decimales. ¿Manera de resolverlo?, fácil: Si el importe a pagar es inferior a 0,5 se paga la cifra inferior y si es superior a 0,5 la cifra superior. Es decir, a mi este repostaje me ha salido, por 135,05 NOK (unos 16,17 €), al cambio, por lo tanto deberé pagar 135 NOK (16 €), si hubiera sido 135,51 NOK debería de pagar 136. 

Después de esta reflexión para advertir a los que decidan aventurarse por estas tierras, M Carmen y yo nos vamos al super a hacer algunas compras. Como siempre, compraremos lo más barato y necesario, ya que nuestro espacio es limitado. Todavía tenemos el jamón disponible, así que compramos un brik de leche, pan, salchichas, y esas patatas ali-oli nada picantes que estan buenísimas y que se pueden encontrar por un euro o dos como mucho al cambio. Una opción sin duda, atractiva para los que buscan un avituallamiento low-cost. Al salir me fijo en un curioso refresco, sabía que la compañía Rovio que realiza los juegos de Angry Birds era finesa, de hecho uno de los dibujantes es el hijo de un compañero de trabajo, pero me asombro de hasta donde ha llegado el éxito del merchandising de estos simpáticos pollitos.

Tras pagar, ahora si, volvemos a la afueras del pueblo para hacer el check-in en nuestro camping. 


Un camping pequeño, pero colorido y con amplio aparcamiento. Nos recibe una amable señora llama Ingra, la cual al ver que somos españoles intenta chapurrear algunas frases en castellano, sin mucho tino pero que arrancan de nosotros un sonrisa cómplice. Según nos cuenta, su marido es español, pero por desgracia, no se encuentra en el camping. Una pena, porque, seguro, habríamos tenido una interesante conversación con él. La señora aprovecha para contarnos lo bien que lo pasó en sus vacaciones por la costa valenciana.

-Yo no hablo español, pero mi hija si, además tenemos una compañera de trabajo que es italiana. - Nos dice con entusiasmo. Con esta última frase, empiezo a deducir que el camping es de gestión familiar. Mejor así, seguro que el trato será cercano y el ambiente idóneo para pasar una agradable estancia.
-Ah si! que casualidad, yo hablo italiano - le respondo con ilusión. Una ilusión suscitada por el hecho de poder usarla antes de tiempo,  de llegar a Italia.
-Pues esta tarde a las 20:00 da una reunión en nuestra tienda lapona para dar café a los asistentes y contar historias de Laponia.
-Que bien, pues ya tenemos plan, allí estaremos. 
-Que chico más aplicado tienes, no lo dejes escapar querida - le dice la señora a M Carmen. Ella sonríe, pero no ha entendido la frase dicha en un perfecto ingles. Yo sirvo de interprete y es entonces cuando la comprende. Mi novia deja escapar algún:   Bueeeeeno.....   riéndose con cierto rubor a continuación. En ese momento M Carmen (con mi ayuda) le pregunta a la mujer.
-Oiga no tendrá usted nada contra los mosquitos -
-¿Son molestos verdad? - responde ella, con cierto aire resignado.
-¿Como es posible que haya tantos con el frío que hace? - le pregunta, curiosa, mi navegante.
-Hay tantos por la enorme cantidad de zona pantanosas que hay aquí en Finnmark. Nosotros los llamamos la Real Fuerza Aérea Noruega. - Nuevamente el buen humor invade la recepción del camping. Mientras reímos, la señora haciendo caso a la petición de M Carmen, le obsequia con una espiral de un material liviano y poroso de color verde. 
Es una vela lapona, enciende un trocito cada noche que este aquí y los mosquitos no te molestarán.






Después del obsequio y de la distendida charla, pagamos nuestra cabaña, ella nos da la llave y salimos de recepción con aire renovado, es lo que tiene el buen humor. Eso, y el hecho de que estamos ya en nuestro destino antes de las 15:00. Nos montamos en el Falco Stradale y vamos al encuentro, nuevamente, de nuestro hytter. El camping esta dispuesto en forma circular con una enorme tienda lapona en el centro, las caravanas a un lado y bordeando el terrenos las cabañas. Las nuestra es la última de todas. Está pintado en rojo y blanco a orillas del lago. Por desgracia, no podemos disfrutar de esa vista porque el hytter no cuenta con ventanas que den a esa parte de la finca. Mientras descargamos, M Carmen y yo intentamos trazar nuestra agenda para el día de hoy.

-Rafa, ¿Estas loco? no nos vamos a enterar de nada, como les de por hablar en noruego.
-No te preocupes, seguro que consigo que al menos a nosotros nos hable en italiano, y así más o menos lo entendemos todo. Merece la pena por mezclarse con los lapones.


Estamos tan asombrados (gratamente) de nuestra pronta llegada, que ahora nos sentimos abrumados por el mucho tiempo que tenemos disponible. De momento, nos ponemos a comer, que la verdad sienta muy bien cuando se hace en el lugar de destino. Evidentemente, el menú, como otras tantas veces tiene al jamón como protagonista. Lo acompañamos con un poco de queso en barra, comprado en el supermercado lapón y pan de cereales recién cortado. 

Tras la comida, queda pendiente en qué ocupar las horas que estemos en Kautokeino hasta mañana. No es cuestión de hacerlo todo hoy ya que volveremos a esta ciudad, una vez conquistado Nordkapp, pasado mañana. Mientras M Carmen va a ducharse, yo friego los platos en un módulo aparte de nuestro hytter. Supongo que separados ambos estaremos dando vueltas a la cabeza sobre la mejor manera de gestionar el tiempo libre. A la vez que friego estoy ensimismado en mis tareas, en ese momento, entra en el módulo (que también sirve de pequeño comedor) un señor de aspecto claramente británico, el cual no deja pasar la oportunidad de conocerme. Este hombre se llama Ian, es de Irlanda, y esta de viaje en caravana con su hijo. Es escritor, y se encuentra precisamente escribiendo un diario de todo lo que les pasa en el viaje. Por supuesto, ambos viajan a Nordkapp (Cabo Norte), y es que este destino no es exclusivo de los moteros, sino de cualquier amante de los viajes. Yo también le cuento la razón de nuestro viaje hasta Nordkapp, primero, y por Europa después. Parece interesarle mucho, inmediatamente relaciona mi aventura con la Ewan McGregor y Charlie Boorman (Long Way Round y Long Way Down). Sonrió y le doy la razón, aunque le indico que no cuento con tantos medios como ellos, lógicamente. Más sorprendido se queda al ver la moto con la que estoy realizando este viaje - ¿Con esta moto? - Me pregunta sin salir de su cara de asombro, al ver como asiento con la cabeza ante su pregunta, me dice:  - Los españoles, sin duda, sois gente valiente. Por supuesto, le digo que no estoy sólo en esta aventura, también me acompaña mi novia, M Carmen. Justo cuando la nombro, casi como llamada por un acto de telepatía, aparece en la sala donde Ian y yo estábamos hablando, vestida con un chandal y el pelo mojado. 

-Venga Rafa, ahora te toca ducharte.-  

Hora de marcharse, cosa que hago, no sin antes presentar a mi nuevo amigo irlandés, con el que he tenido una conversación de lo más interesante. Es agradable ver como en estos tiempos de stress y prisas. que todos sufrimos, todavía hay padres e hijos que se las ingenian para pasar momentos juntos, más allá de la infancia. Me ha sorprendido gratamente. 

Comidos y con todo hecho, ha llegado la hora de decidir que hacemos en Kautokeino.

-"La fiesta del cafe" es a las 20:00, pero mientras, ¿Qué sugieres?¿Vemos Kautokeino?
-Lo primero, y más importante, creo yo es planificar la etapa hasta el Cabo Norte de mañana. Después si queda tiempo podemos ver la ciudad, y si no pues dentro de dos días volvemos a Kautokeino, ¿no?

Dicho y hecho, nos vamos a la recepción para planificar la siguiente etapa. Aunque ya no está la amable señora. En su lugar hay una joven muy simpática, que nada más entrar en el hall de recepción nos pregunta si nos apetece un poco de té y unas pastas. Nosotros, con la desconfianza española, le decimos que no, creyendo que nos va a cobrar. Nada más lejos de la realidad, según ella es una cortesía que se tiene con todos los clientes y es totalmente gratis. Abrumados un poco por nuestro rechazo inicial aceptamos su invitación con gusto. Resulta que esta chica es la hija de la recepcionista y conoce nuestro idioma, así que no dudamos en hablar con ella. Lo aprendió cuando estuvo en Valencia durante 3 años, aunque según reconoce, ya ha pasado un tiempo y se le está olvidando. Nuestra anfitriona nos acomoda en una mesa con sillas de madera de pino echas y pintadas a mano preciosas. También nos facilita la clave WIFI para empezar a trabajar en la siguiente etapa de nuestra aventura, retirándose a continuación para atender a otros clientes, aunque con la firme promesa de volver.



-Bueno Rafa, ¿Donde esta situado Cabo Norte? exactamente.
-Busca en el mapa Nordkapp. Tras unos segundos de espera, M Carmen por fin localiza el destino de nuestra próxima etapa.
-Desde luego, hijo, contigo voy a aprender geografía si o si.
-Bueno, esa también es uno de los motivos de este viaje, aprender, geografía, historia, costumbres, y sobretodo todo aquello que no se aprende en los libros pero que es igualmente valioso.


Mientras me muestra nuestro próximo destino, M Carmen me enseña con cierta preocupación las enormes mellas que están haciendo los mosquitos en su cara. Yo sin embargo, apenas estoy marcado, supongo que las mujeres les gustan más. Va siendo hora de planificar la próxima etapa, para ello usaremos el WIFI del camping.


La etapa de mañana en teoría es fácil, seguimos por la E-93 hasta Alta, allí se toma la E-6 hasta un cruce próximo a la costa, donde haremos izquierda y cogeremos la E-69 todo recto hasta Nordkapp pasando por Honningsvag. Quizá la única dificultad que tiene la etapa es el hecho de que estas latitudes próximas al paralelo 71º apenas hay poblaciones, por lo que es posible que las gasolineras también escaseen. A pesar de la información que intento recopilar por internet, apenas hay datos de este tramo. Lo más prudente será repostar en Alta (a 130 kms) y luego aguantar el tirón hasta Honningsvag o alguna población cercana. 

Resuelto lo de mañana, lo de pasado también es fácil: Desandar el camino hasta Kautokeino, donde pasaremos una segunda noche. Creo que va a ser el único de nuestra etapa que repetiremos. Aprovechamos el WIFI para planear otras etapas de nuestro periplo finlandés: como la que nos lleve de Kautokeino hasta Rovaniemi, de Rovaniemi a Viitasaari, o de Viitasaari a Helsinki. Con la ayuda del mapa de carreteras que me prestó la amable chica de la gasolinera concretamos la ruta y los pueblos de paso. Sin embargo, el GPS de mi novia solo puede dibujar una ruta (con su bolita de geolocalización) cada día, por lo tanto marcamos el trayecto de Kautokeino a Nordkapp y la guardamos dentro de la aplicación de mapas, ya está lista para el día de mañana. 

Mientras estamos contestando a algunos mensajes por whatsapp y colgando algunas fotos de nuestro viaje por facebook, me fijo en un cuadro precioso de una pareja en una escena claramente campestre. No sabría decirlo, pero hay algo en ese cuadro que me resulta familiar. Justo en ese momento, se aproxima de nuevo nuestra anfitriona y ya lo tengo claro.


-Tu eres la chica del cuadro, ¿verdad? - Le pregunto con gran interés, aunque casi sabiendo la respuesta.
-Si, soy yo, es un retrato de mi boda. - Contesta ella, desde luego, soy buen fisonomista.
-Que bonito, ¿como vais vestidos? - Pregunta M Carmen incorporándose a la conversación con nuestra amiga.
-Con el traje tradicional lapón de la mujer y del hombre por supuesto. - Nos explica
-Pues es un vestido precioso, vas muy guapa, y el novio va muy original - Le dice M Carmen
-Pues mi marido está aquí detrás - A continuación ella le saluda, al igual que nosotros. Efectivamente era él, pero apenas se le ve dentro de una zona de penumbra en el salón.

Como una imagen vale más que mil palabras, prefiero poner una foto del cuadro aquí y que veáis vosotros mismos lo original y a la vez bello de los trajes típicos de Laponía para contraer matrimonio.

Durante los siguientes minutos estuvimos hablando los cuatro de las costumbres más arraigadas de los lapones. Como por ejemplo: Que son un pueblo nomada que lleva existiendo en Europa desde hace más de 9000 años,  que su día nacional es el 6 de Febrero, su región abarca cuatro países: Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia, aunque ellos se sienten Samis y no nacionales de ninguno de esos países. Su famosa bandera fue creada en 1986, la cual puede ondear libremente en cualquier ayuntamiento o edificio noruego desde 2003


Al ver mi interés por dicha bandera, Antonella, orgullosa, me da una pegatina de su enseña nacional. Es curioso ver, que aunque Laponia no constituye un país los integrantes de esta etnia se sienten partícipes de una patria, que aunque no reconocida oficialmente es respetada y querida por todos los escandinavos. Todo un ejemplo de convivencia, con diferentes maneras de entender una nación que por derecho propio se ha ganado su sitio en la historia.

Sin quererlo el tiempo se nos ha echado encima, son casi las 20:00 y es el momento de acudir a esa famosa fiesta, donde se ofrece café a los visitantes dentro de una tienda lapona. Estoy seguro que descubriremos cosas realmente interesantes.




Al llegar y abrirla encontramos a un grupo de cinco personas, un ruso, una pareja alemana, y otra inglesa. Todos turistas, y todos juntos entorno a una anciana con el vestido tradicional lapón. La mujer ataviada con el vestigo lapón nos invita a pasar y a sentarnos en unos troncos. Nos encontramos alrededor de un fuego que calienta un viejo caldero de cobre, en él se va haciendo nuestro café.¿Como estará?Mientras se fragua nuestra bebida, la mujer cuenta, en ingles, viejas historias de la cultura lapona. Yo intento hacer de traductor simultáneo a M Carmen, lo cual no es tarea fácil.

Cuando termina, me da por preguntarle su nombre en italiano, para romper el hielo, en ese instante, su cara cambio radicalmente.

-¿Eres italiano?- Me pregunta
-No, soy español, mi nombre es Rafael y ella es mi novia es M Carmen. Nos ha dicho la recepcionista que eres italiana, y da la casualidad que yo también estoy aprendiendo italiano. ¿Como te llamas?
-Antonella - Nos contesta nuestra anfitriona.
-Pues bueno contadnos un poco vuestra historia mientras os tomáis un café con nosotros.

En ese momento, me sentí compungido, y con miedo escénico ante nuestro pequeño público. M Carmen se descartó rápido, al no saber ingles, pero yo me encontraba perdido, no sabía que hacer ni que decir. Respiro hondo le pego un trago al café y con la ayuda puntual de Antonella en algunas palabras, pude conseguir engatusar a nuestra audiencia con el relato de nuestra historia. A la luz del fuego y compartiendo un café caliente con la gente, se creó un buen ambiente idóneo para hablar y compartir experiencias con otros viajeros. La pareja inglesa que nos escucha lo único que sabe decir en español es: "Una cerveza, por favor". A M Carmen le hace mucha gracia esta espontánea manera de chapurrear nuestro idioma, así que ella se anima y hace lo mismo con el ingles: "One beer, please". Todos nos reímos, pero yo especialmente estaba contento. Desde que Stavanger o más lejos, no recuerdo, llevo diciéndole que tiene que abrirse y soltarse más con la gente, aunque no tenga destreza con el idioma. Parece, que por una vez, está haciéndome caso. 

Cuando ya vamos por el tercer café decidimos retirarnos a nuestro hytter. Nos despedimos de todos, y muy especialmente de nuestra anfitriona Antonella, con la que decidimos hacernos una foto final, aunque por su gesto parecía algo reacia, como si le robaramos el alma con ello. Espero no haber ofendido sin querer alguna superstición lapona con respecto a las instantaneas. 




Una vez fuera de la tienda, grabo la siguiente crónica bajo un viento de justicia, con mis impresiones y como resumen perfecto de esta etapa.


Mientras nos dirigimos a la cabaña mi compañera de viaje me habla sobre el café noruego.

Igualito este café al español, esos si que son cafés y no estos que estan aguados - Me comenta contrariada.
M Carmen, el café aqui lo toman, no como una costumbre social, sino para calentarse.

Es hora de acostarse y descansar bajo el bello sol de la medianoche lapona. Llevamos cerca de ocho días en Escandinavia y aun hoy no me acostumbro a que el sol no se ponga. Sin embargo, las pocas ganas de dormir no son debidas al molesto sol, ni al aguado café, son quizás los nervios que me asaltan. Mañana, tras 18 días de travesía, llegamos al ecuador de nuestra aventura con el firme propósito de completar el primer hito importante de la misma, llegar a Nordkapp, uniendo así el punto más al Sur de Europa (Tarifa) con el punto más al Norte. Aunque supongo también que será un momento agridulce, ya que a partir de mañana nos va quedando menos para volver a casa.